La nueva Ley de Familias ha ampliado y redefinido muchos de los supuestos en los que los trabajadores pueden solicitar permisos retribuidos para atender necesidades familiares. Sin embargo, una de las principales dudas que surgen en la práctica es cómo calcular el parentesco para saber si un permiso corresponde o no. Comprender el alcance de los grados de consanguinidad y afinidad resulta clave para que tanto empresas como empleados apliquen correctamente estos derechos y eviten conflictos.
En el Webinar ORH «La Ley de Familias. Medidas de conciliación, permisos laborales y Jurisprudencia», organizado en colaboración con Adlanter, realizamos un exhaustivo repaso del escenario actual, analizando los nuevos derechos protegidos, las ampliaciones de los ya existentes y las obligaciones que la nueva normativa conlleva para las empresas. Y, entre otros temas, Mamen Sánchez Herrera, asesora laboral y ponente de la sesión, abordó un punto capital: el cálculo del parentesco en los permisos laborales.
¿Qué es el parentesco?
El parentesco es un concepto jurídico y social que tiene repercusiones en distintos ámbitos de la vida cotidiana, desde los derechos sucesorios hasta el derecho al disfrute de determinados permisos laborales o beneficios legales. Por ello entender la naturaleza de cómo se establece este vínculo resulta fundamental tanto para las personas como para las organizaciones.
En términos generales, el parentesco es el vínculo que une a dos personas y puede tener naturaleza biológica o legal:
- Vínculo de consanguinidad, que se refiere a la relación de sangre entre el trabajador y su propia familia.
- Vínculo de afinidad, que surge del vínculo legal con la familia del cónyuge.
Estos lazos no se miden de manera arbitraria, sino a través de grados o generaciones. Cada generación supone un grado que puede organizarse en:
- Líneas rectas o directas, que incluyen a los familiares ascendentes (padres, abuelos) y descendentes (hijos, nietos).
- Líneas colaterales, que conectan a través de un tronco común (como sucede con hermanos, tíos o primos).
De esta manera, el parentesco establece un marco de referencia esencial para delimitar derechos y obligaciones en el ámbito civil, sucesorio y laboral.
Tipos de parentesco
Con la entrada en vigor de la nueva Ley de Familias, los departamentos de recursos humanos se enfrentan al reto de identificar con claridad quiénes son considerados familiares a efectos de permisos laborales. Para ello, resulta esencial comprender los distintos tipos de parentesco y cómo se estructuran en función de su grado.
El parentesco o vínculo por consanguinidad surge del vínculo de sangre entre el trabajador y su propia familia. Se mide en grados en función de las generaciones que los separan:
- Primer grado: padres e hijos.
- Segundo grado: abuelos, nietos y hermanos.
- Tercer grado: tíos, sobrinos, bisabuelos y bisnietos.
- Cuarto grado: primos hermanos y tíos abuelos.
Por otro lado, el parentesco o vínculo por afinidad corresponde a la relación con la familia del cónyuge, y también se clasifica por grados:
- Primer grado: suegros, yerno o nuera, e hijastros (hijos del cónyuge).
- Segundo grado: cuñados (hermanos del cónyuge), abuelos del cónyuge, cónyuges de los nietos, hermanastros.
- Tercer grado: cónyuges de los tíos, cónyuges de los sobrinos, tíos y sobrinos del cónyuge (y sus respectivos cónyuges).
- Cuarto grado: cónyuges de los primos hermanos e hijos de los tíos del cónyuge.
En este punto es importante recordar que el Tribunal Supremo (STS 1071/1998, de 18 de febrero) sentó jurisprudencia al establecer que la relación de afinidad en segundo grado se aplica tanto a los hermanos del cónyuge del trabajador como al cónyuge de los hermanos del trabajador. Dicho de otro modo: el cónyuge del hermano/a del trabajador también tiene la condición de cuñado/a a efectos de permisos, lo que resulta especialmente relevante en casos de fallecimiento u otras circunstancias familiares graves.
En definitiva, conocer con precisión estos grados de parentesco permite a los directores de recursos humanos aplicar de manera correcta los permisos retribuidos y de conciliación, garantizando la seguridad jurídica y evitando conflictos interpretativos.
