No es suficiente con poner a la persona en el centro. Si queremos que lo de “la persona en el centro” no se quede en palabras bonitas, lo mejor que podemos hacer es priorizar nuestra intervención sobre aquello que sí que está bajo nuestra capacidad de gestión: el talento. Si no, corremos el riesgo de llenar nuestras organizaciones de buenas intenciones, pero de acciones ineficaces, y en ocasiones, contraproducentes.
¿Pero no eres humanista? ¿Cómo es que le quitas el protagonismo a la persona? Mejorar el bienestar e impulsar el desarrollo profesional de las personas es el resultado.
¿El resultado de qué? De que hagamos las cosas bien con el talento de nuestros trabajadores y con el contexto de nuestra organización en el que este se pone en acción.
Estoy convencida de que ya estás adivinando la siguiente pregunta. ¿Qué es hacer las cosas bien, entonces, en nuestras estrategias de gestión de talento?
Ocho claves para acertar
Como mínimo…
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- Entender la estrategia de la organización y los objetivos que queremos conseguir.
- Identificar los comportamientos relacionados con conocimientos, habilidades y actitudes necesarios para dar respuesta a esas necesidades.
- Ponerlos de manifiesto, por escrito, y de forma que se entiendan por todos los miembros de la organización. Por todos.
- Identificar en qué medida todo ese conjunto de comportamientos ya se están dando. Reforzarlos, reconocerlos, comunicarlos. Poner en marcha acciones para que las personas entiendan que esos comportamientos son los que, de ser repetidos y mejorados, aportan más valor a la organización.
Elena Arnaiz Ecker - Ser capaces de entrenar los comportamientos que necesitamos pero que aún no se han producido. Lo podemos hacer a través de planes de formación, de mentoring, de coaching, pero sobre todo necesitamos feedback para que esas conductas se vayan produciendo y repitiendo. Invierte todo lo que puedas en entrenar las palabras que las personas usan para comunicarse. Especialmente si son managers.
- Construir estructuras, procesos y relaciones que sean capaces de no dificultar que el talento sea puesto en acción para proporcionar resultados positivos. Si podemos hacer que la fomenten, estaremos ya por buen camino. Pero como mínimo, no molestemos ni asfixiemos el talento de nuestras personas.
- Contribuir a la creación de entornos de trabajo que garanticen seguridad y bienestar psicológico. Mis sesiones individuales están llenas de dolor psicológico que las personas sufren en nuestras empresas por nuestra mala gestión. Es intolerable que esto siga sucediendo en aquellas organizaciones que decoran sus paredes con carteles muy bonitos que dicen que la persona está en el centro.
- Proponer diferentes retos, proyectos en los que la persona pueda experimentar nuevos comportamientos que le ayuden a explorar su potencial. Entender que las personas no son el puesto de trabajo que ocupan, que su potencial es infinitamente mayor del que ahora mismo somos capaces de ver y que nuestra responsabilidad es que crezca.
Centrar la gestión en el talento
Porque si crece su talento, crece el valor que somos capaces de aportar como empresa a nuestros clientes y el que le podemos devolver a nuestros trabajadores. Y así, y sólo así, es como conseguimos que se quieran quedar con nosotros.
Si buscas la retención de su talento, es porque tienes personas huyendo de ti. Si persigues que su talento crezca contigo, estarás infinitamente más cerca de que se quieran quedar a tu lado.
Centremos nuestra gestión en el talento y disfrutemos de las consecuencias positivas que esto conlleva para nuestras personas. Y para nuestras organizaciones.
Elena Arnaiz Ecker
Psicóloga especializada en Talento y Desarrollo Profesional,
docente en ESIC Business School en el Máster de Dirección de Recursos Humanos.