Las empresas están inmersas en un entorno de retos y desafíos. Según una encuesta realizada por el Pacto Mundial, el 93% de los CEOs se enfrentan a la inflación y volatilidad de los precios, a la escasez de talento, a la falta de capacidades relevantes para el mercado laboral y al efecto devastador del cibercrimen y los conflictos internacionales. Con la agenda llena, no queda tiempo para centrarse en cuestiones importantes como avanzar en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La subsecretaria general de la ONU, Sanda Ojiambo, es contundente: “Con este entorno, las empresas no lograrán alcanzar el ritmo necesario para cumplir con los ODS en 2030”. En España, los datos obtenidos en el marco del Premio Internacional SFS revelan que los empleados suspenden a las empresas en materia de sostenibilidad.
Y eso sigue siendo un reto para recursos humanos. Alcanzar los ODS en 2030 requiere alinear la estrategia de las empresas con la política de gestión del talento. Una compañía que no cuida de las personas que trabajan en ella, con una visión 360º, difícilmente se preocupará por otras cuestiones. Esta es la premisa de la que parte la organización de los Premios Internacionales SFS, impulsados por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).
Los galardones dirigidos a RRHH, toman el pulso a la estrategia corporativa desde tres ámbitos de actuación: la salud (entendido como bienestar físico y emocional); la flexibilidad (tanto en tiempo como en los espacios de trabajo) y la sostenibilidad (referido al retorno que la sociedad recibe de las empresas).
En 2023, participaron en los premios un total de 65 empresas y se encuestó a 2737 empleados de las 14 empresas finalistas. Y el resultado fue muy claro. Los empleados suspendieron a las empresas en bienestar físico y flexibilidad, pero la nota más baja fuer para las políticas de sostenibilidad. Y esto en todos los sectores y en empresas grandes, medianas y pequeñas.
Qué se pregunta
El cuestionario utilizado para la recogida de información es muy completo. El que se envía a las empresas, incluye cuestiones relacionadas con indicadores de resultados o sobre la existencia de actuaciones vinculadas a los ODS. Estas preguntas, omitidas en el caso del cuestionario de empleados, revelan el nivel de compromiso que, sobre el papel, tienen las organizaciones en materia de sostenibilidad. Como complemento se cuestiona el nivel de acción en el que se encuentran las acciones y se ofrecen tres opciones.
- Nivel de promoción. Información en distintos medios, talleres de sensibilización, mails, comunicados, etc.
- Nivel de prevención. Identificación de grupos de riesgo e impacto, encuesta de pulso, actividades en el puesto de trabajo, la familia y la comunidad.
- Nivel de intervención. Acciones concretas con la familia de los colaboradores y la comunidad.
Entre las preguntas que responden tanto la empresa como los empleados, se incluyen referencias a la existencia de compliance laboral, estrategia de trabajo, reporte de información no financiera y actividades concretas: voluntariado, concienciación, promoción de hábitos saludables entre las familias, participación en actividades de ejercicio de la comunidad (carreras, ginkanas, etc) o acciones de voluntariado y colaboración con asociaciones sin ánimo de lucro.
Respecto a estas cuestiones, el optimismo de las empresas es elevado. En el caso de las entidades grandes (más de 250 empleados) se autocalifican con 7,33 puntos sobre 10. Las medianas (entre 50 y 249 empleados), con un 5,66. Y las pequeñas (entre 10 y 49 empleados) se conceden una media de 5,33.
Algo está fallando
Evidentemente, el optimismo de las organizaciones no responde a los resultados volcados por los empleados. Si la alta dirección de la compañía apoya la estrategia y desde RRHH se planifican y organizan acciones relacionadas con la sostenibilidad social, ¿por qué los empleados no reconocen este trabajo?
Quizá falle la comunicación o sea una cuestión de afinar las políticas desarrolladas a las inquietudes de los empleados. O una suma de ambas. O solo sea cuestión de que las preocupaciones que tiene los CEOs de las organizaciones permean a las plantillas. En cualquier caso, 2024 será un año clave para las organizaciones que tienen la intención de avanzar en el cumplimiento de los ODS.