■ Un 31% de los españoles espera seguir trabajando más allá de su edad de jubilación, y la media europea está en un 41 por ciento.
Suma y sigue en los retos de las nuevas políticas de recursos humanos. El progresivo retraso en la edad de jubilación viene a añadirse a las tareas que las empresas tienen en el “debe” de su gestión estratégica y sobre ello llama la atención una reciente encuesta realizada por Randstad. Los principales resultados del estudio son los siguientes:
■ Un 31% de los españoles espera seguir trabajando más allá de su edad de jubilación. La media europea está en un 41 por ciento, correspondiendo los extremos a España, Suiza (30%), Suecia (32%) y Bélgica (32%) por un lado, y a Grecia (62%) Dinamarca (55%) e Italia (49%) por otro. En el punto de equilibrio se encuentran Alemania (38%) y Francia (39%).
■ Lejos de la opinión general, alargar la edad de retiro es algo aceptado e incluso valorado por los empleados, ya que hasta un 27% de consultados expresa que sería feliz si pudiera continuar trabajando hasta los 67 años. Esto denota que en muchos casos los trabajadores abandonan el mercado laboral no tanto por decisión propia sino por elección de sus propias compañías.
De hecho, las prejubilaciones siguen siendo una realidad en nuestro país. Hasta un 51% de consultados por Randstad cree que tendrá que salir del mercado laboral antes de la edad legal de jubilación, lo que contrasta con las necesidades de nuestro sistema de Seguridad Social. Esta opción es común entre los europeos y es mayor entre aquellos que presentan mejores condiciones económicas. Un 51% de suizos, un 46% de alemanes, un 41% de belgas, un 36% de suecos y un 33% de ingleses espera prejubilarse.
La edad de jubilación sigue siendo una decisión controvertida no sólo en España sino también en el resto de Europa, donde tampoco existe unanimidad al respecto aunque la mayoría de las reformas vayan en esta línea. Así pues, estos cambios dentro del mercado laboral requieren de una reflexión dentro del mundo de los recursos humanos, que ha de reflexionar sobre nuevas políticas de gestión adaptadas a este alargamiento de la edad “en activo”.