Por Maite Sáenz, directora de ORH.- Europa Press publicó ayer estas declaraciones de Yolanda Díaz, Ministra de Trabajo, en relación a la situación que se está viviendo en Valencia, Cuenca y Albacete: «Pido a los trabajadores que no tengan miedo y no vayan a trabajar, y apelo a la responsabilidad de las empresas pidiéndoles, por favor, respetar la ley y preservar las vidas de los trabajadores».
Señora Vicepresidenta Segunda del Gobierno de esta España nuestra, hoy no hay trabajadores frente a empresarios, hay personas que están intentando ayudarse unas a otras como pueden en medio de una angustia inmensa que sólo se puede vivir y sentir sufriéndola. Para demostrar su humanidad ni unos ni otros necesitan de arengas partidistas, malintencionadas, beligerantes e irresponsables. El favor nos lo hará usted guardándose para sí la ideología de partido.
Mi post no pretende juzgar la gestión del día anterior sino la respuesta del día después, de la que espero respeto y responsabilidad. Por redes corren algunas críticas de empleados que censuran a sus empresas no haber tomado medidas adecuadas a la vista de cómo evolucionaba la situación; habrá que revisar la cadena de decisiones en cada caso y seguramente hallemos comportamientos deleznables que, espero, acaben teniendo consecuencias para quienes tomaron las decisiones. Pero la realidad es que las empresas son sus personas, y entre ellos también están sus directivos, sus mandos y los jefes de toda la vida. También alguien me ha querido hacer ver el «papelón» de los responsables de prevención. Sinceramente creo que están pasando sus peores horas.
La pandemia nos demostró que a veces estar en el lugar correcto no es el lugar en el que querríamos estar. Sobre todo el día después, cuando hacen falta muchas manos para socorrer pero también para hacer llegar la ayuda, las provisiones, la atención sanitaria, los alimentos… No es que la vida siga, es que ha de seguir para asegurar la vida. Y siempre cuidando la de quienes exponen la suya para que la ayuda fluya.
¿En serio hemos de creer que todas las empresas valencianas, conquenses y albaceteñas han puesto o quieren poner en riesgo deliberadamente a sus trabajadores? Alguien que lo piense así ni está en su sano juicio ni tiene un juicio sano. Hay muchas más buenas personas que malas, y los empresarios están entre ellas. Ese “por favor” impostado de la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo y Economía Social demuestra que en esta sociedad sin norte las mayorías han dejado de tener presunción de inocencia.
