Tras una década de crecimiento lento pero constante, los indicadores que reflejan los avances en materia de igualdad de género en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) han descendido por primera vez. Lo que supone un retroceso de, al menos, dos años en los esfuerzos por alcanzar la paridad. Así lo revela la décima edición del estudio Women in Work Index elaborado por PwC, que apunta a los efectos de la pandemia como causante.
Dicho índice evalúa los resultados de los mercados laborales en cada uno de los 33 países de la mencionada OCDE en función de cinco indicadores, que reflejan la participación de las mujeres y la igualdad de género en el entorno de trabajo. Estos indicadores contemplan:
- La brecha salarial de género.
- La tasa de participación laboral femenina.
- La brecha entre las tasas de participación laboral femenina y masculina.
- La tasa de desempleo femenino.
- La tasa de empleo femenino a tiempo completo.
En este sentido, los datos analizados por PwC –provenientes de la propia OCDE y de Eurostat– muestran que los principales factores afectados por la pandemia han sido la tasa de desempleo femenino y la de participación laboral. En particular, 5,1 millones de mujeres se encontraron en situación de desempleo adicionalmente a las previsiones que se hacían en la etapa precovid.
Los orígenes de estas cifras se pueden encontrar en el informe Caregiving in crisis: Gender inequality in paid and unpaid work during COVID-19, elaborado por la OCDE. Según se explica en el mismo, las mujeres asumieron más responsabilidades en el cuidado de sus hijos durante la pandemia, lo que provocó que abandonaran la fuerza laboral a un ritmo más alto que los hombres. De hecho, las madres tenían tres veces más probabilidades que los padres de tener que hacerse cargo de las cargas adicionales en el hogar a causa del cierre de escuelas y guarderías.
Desde la consultoría se hace hincapié en la necesidad de que los gobiernos y las empresas lleven a cabo renovados esfuerzos para solventar el problema, ya que su previsión es que las barreras aumenten. Un ejemplo claro es el de la transición energética hacia las cero emisiones, que si bien es una oportunidad para la creación de empleo, lo cierto es que los sectores en los que se espera un mayor crecimiento sufren escasez de presencia femenina.