Alrededor del 60% de las personas con discapacidad que se encuentra trabajando en la actualidad podría perder su empleo como consecuencia de la crisis sanitaria y social derivada de la pandemia causada por la Covid-19 y la temporalidad de sus contratos.
Esta es una de las conclusiones que se desprende del estudio ´Efectos y consecuencias de la Covid-19 entre las personas con discapacidad´, del Observatorio sobre Discapacidad y Mercado de Trabajo de la Fundación ONCE (Odismet), presentado en un encuentro que ha podido seguirse en streaming y en el que han intervenido Alberto Durán, vicepresidente ejecutivo de Fundación ONCE; Virginia Carcedo, secretaria general de Inserta Empleo; Luis Cayo Pérez, presidente del Cermi; Jesús Ángel Celada, director general de Políticas de Discapacidad; y Luis Enrique Quifez, coautor del trabajo.
Para el desarrollo de la investigación se ha remitido una encuesta on-line a más de 14.000 personas usuarias de la base de datos de Inserta Empleo. También se ha distribuido en redes sociales con el fin de llegar a personas con discapacidad ajenas a la entidad de Fundación ONCE para la formación y el empleo.
Se han obtenido un total de 1.460 respuestas, lo que confiere a los datos un margen de error del 2,5% para un nivel de confianza del 95%, y convierte a la muestra posiblemente en la más importante realizada para personas con discapacidad y su relación con el Coronavirus. Las respuestas se han recogido entre el 6-5-2020 y el 25-5-2020.
Situación laboral
En el momento de realización de la muestra el 27% de los encuestados se encontraban ocupados, el 53% desempleados y el 18% inactivos. El 66% de los que estaban trabajando lo hacían con un contrato temporal, y el 61% de ellos llevaba menos de un año en la empresa, datos que ante la inminente crisis económica podrían desencadenar en desempleo.
Frente a la difícil situación económica, el 42% de las empresas en las que trabajan las personas con discapacidad encuestadas han aplicado un ERTE; un 17% ha optado por el teletrabajo y un 12% han incluido reducción de jornada. Tan solo un 2% ha considerado el despido de trabajadores.
De manera personal y específica hasta el 37% se han visto afectados por un ERTE y un 14% ha pasado a la modalidad de teletrabajo. (Para la población general y según los datos aportados por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, el dato de ERTE se posicionaría en el 3%).
Respecto a los encuestados desempleados, un 47% afirma llevar ya tiempo en situación y un 12% señala haber perdido su trabajo a raíz de la crisis económica como consecuencia de la Covid 19. Los indicadores evidencian que se trata de un colectivo en riesgo que tiene una situación de parida compleja que se puede ver agravada por la pandemia y sus consecuencias.
Muestra de ello es el hecho de que el mes de abril acumuló el número de contratos específicos a personas con discapacidad más bajo desde hace 14 años, con una caída del 74% del empleo respecto al mismo mes del año pasado.
El análisis de sus puestos de trabajo anteriores a la situación de desempleo reitera un empleo incierto y oscilante, el 65,4% tenía un contrato temporal y el 58% llevaba en la empresa menos de un año.
Se identifica en la muestra un pequeño grupo de emprendedores, principalmente con negocios jóvenes (el 67% tienen una trayectoria inferior a 3 años). El 28% han recurrido al ERTE como medida ante la inactividad y el 14% ha aplicado el teletrabajo.
Un 37% de los consultados, no dispone de ningún tipo de prestación. Si tenemos en cuenta que hay un 53% de desempleados, nos encontramos ante un importante segmento que no está recibiendo ningún tipo de ingreso.
Perspectivas de futuro
Cerca del 47% de las personas que han participado en el estudio considera que le resultará muy complejo encontrar un empleo. Ante la falta de ingresos habrán de enfrentarse a las siguientes situaciones: un 23% indica que tendrá que privarse de ciertos servicios y actividades de ocio, un 22% señala que no podrá hacer frente a créditos e hipotecas y otro 10% refiere que no podrá pagar suministros básicos. Un 60% considera que tardaremos más de un año en volver a la normalidad, incluso, un 5% apunta que nunca la recuperaremos.
Demandas y sugerencias
La formación emerge como herramienta relevante para afrontar el complejo futuro socioeconómico al que aboca la Covid-19, así lo valora el 79% de los encuestados.
Además, un 28% de ellos afirma estar invirtiendo su tiempo de confinamiento en formación.
Respecto a las diversas materias en las que consideran que sería adecuado formarse, las personas con discapacidad apuntan principalmente las siguientes líneas: Informática, administración, idiomas, salud, seguridad, prevención, hostelería y electromecánica
La personas con discapacidad y la Covid
Los datos recogidos en el estudio indican que el 5% del colectivo afirma haberse visto afectado por el virus, coincidiendo de manera análoga con el estudio de seroprevalencia desarrollado por el Ministerio de Sanidad a nivel nacional. No obstante, un 8% indica no saber si ha pasado la enfermedad, incertidumbre que se sustenta en la ausencia de realización de test y en la presencia de sintomatología asociada a la Covid-19.
Atendiendo a la muestra que ha indicado ambas circunstancias, es decir: desconocer si ha pasado la enfermedad y tener síntomas vinculados, se puede deducir que el impacto entre la población con discapacidad se eleva hasta el 13%.
Las medidas que más aplican las personas consultadas para evitar el contagio son: Lavarse las manos con frecuencia y mantener la distancia de seguridad (98% respectivamente). Por el contrario, llevar guantes, lavar inmediatamente la ropa que se ha utilizado para salir a la calle o evitar entrar en casa con el calzado que se ha utilizado para salir, no parecen ser tan frecuentes. El uso de la mascarilla se ha generalizado en el 87% de las personas encuestadas. Un 16% afirma no estar respetando el confinamiento, saliendo de casa para actividades más allá de las necesarias.
El 34% de los encuestados ha visto empeorada su salud física durante el confinamiento. El dato se eleva hasta el 50% si atendemos a la salud psíquica, lo que se refleja en que el 34% ha consumido ansiolíticos o antidepresivos durante el confinamiento En la misma línea se han incrementado las emociones negativas como tristeza, aburrimiento, miedo, baja autoestima, soledad…
En un 58% de los casos, las personas con discapacidad han visto sus citas y revisiones médicas anuladas o aplazadas. Por el contrario, el acceso a fármacos se ha garantizado a través de la atención telefónica y las recetas electrónicas.
El 36% de las personas con discapacidad consultadas vive en hogares de menos de 76 metros cuadrados, con una media de 3,1 personas por hogar. Hasta un 13% afirma recibir menos de 500 euros mensuales por hogar.
Informarse sobre el virus parece constituirse como un medio de entretenimiento en sí mismo, un 79% afirma realizarlo “a menudo o muy a menudo”. Las personas con discapacidad tratan de mantener sus rutinas diarias, así lo indica un 69% de los consultados.
Desde el punto de vista del ocio y entretenimiento, televisión, redes sociales y escuchar música parecen ser las actividades con mayor presencia en este confinamiento.