La pandemia está provocando un desajuste de carácter psicológico en muchas personas, sobre todo entre la población en activo, que se han visto afectadas por síntomas de ansiedad o alteraciones del sueño que influyen directamente en su salud mental. Así se desprende del estudio ‘Impacto del COVID-19 en la salud psicológica de los trabajadores en España’ elaborado por la consultora Affor Prevención Psicosocial.
Según este informe, realizado a partir de una muestra de más de 1.000 profesionales de diferentes sectores de actividad entre los meses de abril y junio, el 42% de la población encuestada presenta síntomas de ansiedad, y el 27,3% siente que su salud ha empeorado en las últimas semanas.
Entre los principales síntomas que manifiestan de forma frecuente o habitual se encuentran: nerviosismo, irritabilidad o tensión (86,2%), alteración del sueño (84,7%), dolor de cabeza (68,8%), retraso en el comienzo de las tareas (50,6%) o sensación de ahogo sin esfuerzo físico (42,6%).
Atendiendo a la escala de Goldberg, el estudio refleja que el 67,58% de los encuestados requeriría realizar una valoración detallada desde el área de salud ocupacional por posible ansiedad y depresión, siguiendo los criterios recogidos en el Protocolo PSICOVS2012 publicado por Osalan-Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales. Entre los principales síntomas de malestar, el 61,5% declara sentirse agobiado y en tensión, el 56,8% admite falta de concentración, el 54,7% reconoce haber perdido el sueño por preocupación, y el 46,5% se siente poco feliz y deprimido.
“Los datos reflejan una evidencia que llama la atención: casi la mitad de los encuestados tienen sintomatología en cualquiera de sus dimensiones de ansiedad o depresión, lo que significa que un porcentaje de esos trabajadores podrían ser susceptibles de generar un trastorno a medio plazo, si no gestionamos adecuadamente e intervenimos sobre las primeras manifestaciones sintomatológicas”, destaca Carmen Rodríguez, directora del área de Intervención Psicológica de Affor.
En este sentido, la experta considera necesario realizar evaluaciones pormenorizadas de todas aquellas personas que estén mostrando sintomatología relevante para prevenir consecuencias, tanto en su salud mental y física, como en la eficiencia de las organizaciones.