Por Juanma Paños, director de Operaciones en IMMUNE Technology Institute.- La tecnología blockchain aún se encuentra en fase de desarrollo, es poco conocida para gran parte de la sociedad, y todavía no cuenta con una regulación específica. Aun así, es sin duda alguna una de las verdaderas revoluciones de los últimos años. También para el para el ámbito jurídico-económico, donde ha supuesto que los abogados y trabajadores del ámbito legal cuenten por fin con una herramienta eficaz para afrontar los fraudes y dar transparencia y veracidad a los procesos legales.
Conscientes del impacto de esta tecnología, Bruselas puso en marcha el pasado mes de febrero una iniciativa para impulsar durante los próximos tres años el uso de la tecnología blockchain en los sectores público y privado. Aunque las principales aplicaciones de blockchain fueron inicialmente concebidas para el sector financiero, pronto el resto de sectores empezaron a descubrirla y a ser conscientes de su gran potencial y de cómo esta podría llegar a generar mejoras en todo tipo de procesos.
Blockchain es una tecnología que ha revolucionado la forma en que las transacciones digitales se realizan y se registran. En el sector jurídico en concreto, blockchain se utiliza principalmente para la gestión de la propiedad intelectual, la implementación de registros públicos y la creación de contratos inteligentes. Esta última quizá sea la solución más interesante. Los contratos inteligentes son programas informáticos que utilizan la tecnología blockchain para automatizar y ejecutar automáticamente los términos de un acuerdo, lo que hace que el proceso de negociación y ejecución sea más eficiente y seguro.
Dentro de los muchos beneficios que tienen los contratos inteligentes se encuentran:
- la automatización, pues los smart contracts eliminan la necesidad de intermediarios al ejecutarse automáticamente cuando se cumplen las condiciones programadas, lo que reduce los costos y los errores humanos,
- y la transparencia, ya que ofrece a todas las partes involucradas la posibilidad de verificar las transacciones y garantizar que se cumplan los términos acordados.
También destaca su eficiencia, su seguridad (pues están protegidos por la criptografía y la propia tecnología blockchain) y el ahorro de tiempo y dinero. Los smart contracts reducen el tiempo necesario para completar las transacciones, ya que se ejecutan automáticamente y no requieren de intermediarios.
Blockchain y propiedad intelectual
En cuanto a la gestión de la propiedad intelectual que referíamos antes, blockchain nos da la posibilidad de proteger y registrar derechos de autor, marcas registradas y patentes, así como en el ámbito de los registros públicos puede utilizarse para crear registros inmutables y seguros de propiedad, contratos y otros documentos legales.
La tecnología blockchain viene para cambiar el sector jurídico tal y como lo conocemos. Sin embargo, para dar el siguiente paso, es preciso aclarar determinadas incertidumbres jurídicas relacionadas con los derechos fundamentales.
No hay dudas de que necesitamos un marco legal en el que la tecnología blockchain se pueda enmarcar pues, aunque en España y en la UE ya existen unos parámetros normativos generales en los que blockchain se puede encuadrar, sería conveniente una legislación acorde a todas las peculiaridades que guarda esta tecnología. Sus posibles aspectos negativos son ínfimos de cara a sus ventajas, pero lo que está claro es que esta nueva solución va a aportar una gran cantidad de información nueva a los profesionales del derecho. Hacer uso de tecnologías como el blockchain o el Big data para procesar el volumen tan grande de datos que actualmente se maneja es una herramienta que supondrá una ventaja tremenda para la empresa o el despacho que lo utilice, pero sin una mente detrás que sepa aplicarlas de manera racional y correcta, de poco sirven este tipo de soluciones.
El papel de los letrados seguirá siendo clave en los procesos judiciales. En este reto de vivir en un mundo digital descentralizado y cada vez más cambiante, es necesario que los profesionales del sector tecnológico sepamos aplicar correctamente la tecnología y descubrir todo lo que le queda por ofrecernos sin dejar ningún aspecto de lado. Debemos hacer una reflexión profunda sobre cómo incluir estas tecnologías en nuestros trabajos sin perder la parte humana, tan esencial para todos los sectores y del que depende el funcionamiento de la ciudadanía.
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