Así se gestionan las emociones que puede suscitar la guerra en un compañero o empleado

Jaime Rodríguez22 abril 20228min

O en un amigo, vecino, familiar… Porque la salud emocional no es algo que pueda escatimarse, y guardarlo solo para los más allegados, en estos tiempos convulsos. Si está en nuestra mano ayudar a quienes sienten emociones más profundas acerca del conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, tenemos un deber moral de consolarles. Lo importante es saber cómo hacerlo de la manera correcta. Y para ello, en esta segunda entrevista en exclusiva con ORH (puedes ver la primera en este enlace), dos auténticas expertas en la materia, como Jacqueline Petkovic, psicóloga clínica y victimóloga(*), y Sarah Chalandon-Goldman, psicóloga, ambas colaboradoras de Stimulus, nos explican cuáles son los principales sentimientos que está provocando este conflicto armado en toda Europa, y lo que es más valioso, cómo gestionarlos adecuadamente.

En primer lugar, es necesario hacer que la persona sienta nuestra presencia. Porque desde un punto de vista relacional, el apoyo social es la clave para combatir el estrés.

Y también lo es desde un punto de vista hormonal: la oxitocina, la hormona del amor que se libera en momentos de placer y de seguridad emocional, contrarresta la adrenalina y el cortisol, las hormonas del estrés.

Que se exprese y que actúe

guerra-ucraniaDespués, hay que ayudar a la otra persona a expresar con palabras lo que está sintiendo. Porque podemos pensar intuitivamente que para aliviar a alguien que está sufriendo hay que hablar de todo, menos de lo que le hace sufrir. Cuando en realidad, si hacemos esto, corremos el riesgo de intensificar sus emociones, ya que no tienen forma de expresarse. Por lo tanto, preguntar a una persona sobre lo que piensa y lo que siente constituye una estrategia beneficiosa; siempre, claro está, que se respeten sus límites.

Por último, hay que animar a la persona a que actúe. Esto es, proponer al otro que entre en acción a nuestro lado, ya se trate de una acción directamente vinculada a la crisis o no, es algo que favorecerá su bienestar. Esa acción, como hemos indicado anteriormente, le ayudará a regular sus pensamientos obsesivos, a incrementar el placer e incluso, en función de las actividades que se realicen, a aumentar su sentimiento de control y de utilidad.

¿Qué puedo hacer para calmar mi propia mente?
Sarah Chalandon-Goldman
Sarah Chalandon-Goldman.

Los principios señalados en relación con otra persona también son válidos si se aplican a uno mismo: no quedarse solo, atreverse a decir simplemente lo que uno cree y siente, y entrar en acción, buscando un sentimiento de utilidad y/o de placer.

Más allá de lo anterior, nos parece esencial proteger nuestras rutinas diarias. En situaciones de crisis, solemos descuidar nuestros usos y costumbres habituales sin darnos realmente cuenta. Sin embargo, estas prácticas, al estructurar nuestras jornadas, contribuyen en gran medida a protegernos de las emociones negativas. ¡Dedica tiempo a identificarlas e intenta mantenerlas!

Cuando uno está decaído, puede también enriquecer sus jornadas con uno o varios placeres adicionales; por ejemplo, organizar una cena con amigos, tomar un baño de agua caliente, o acudir al cine o al teatro.

Probar cosas nuevas también puede resultar útil en la medida en que hay actividades que pueden contribuir a que exterioricemos nuestras tensiones internas.

Una válvula de escape

La conciencia plena, expresada mediante la práctica de la meditación y la atención que prestamos a nuestras actividades cotidianas (comer, lavarse…) nos ayuda a ser conscientes de nuestras emociones, de nuestros pensamientos, sin negarlos ni tratar de reprimirlos. Su práctica regular alivia la ansiedad y reduce el riesgo de sentirnos emocionalmente abrumados.

Las actividades artísticas-expresivas (baile, canto, música…) y la arteterapia (dibujo, pintura, collage…) son herramientas muy útiles porque ofrecen un campo de expresión alternativo, o incluso una vía de escape para las emociones, que a veces son difíciles de expresar de otra manera.

Jacqueline Pertkovic
Jacqueline Pertkovic.
Pregúntate por tu área de influencia

Finalmente, a la hora de entrar en acción, conviene concentrarse en la zona de influencia.

Todos tenemos un área de influencia y otra de preocupación. A diferencia de esta última, en el área de influencia conviven las situaciones y los ámbitos sobre los que tenemos cierto margen de maniobra. Puedes hacerte preguntas sobre tu zona de influencia en relación con esta crisis: ¿está vinculada con la participación en iniciativas colectivas o el apoyo prestado a un familiar especialmente afectado?

De forma general, si dedicas tiempo a tu familia, a tu entorno, a tu trabajo y a tus actividades reforzarás el sentido de utilidad, de eficacia y de bienestar.

En un registro distinto, también es importante recalcar el uso de los medios de comunicación. Sin poner en tela de juicio su utilidad, sí conviene cuestionar su utilización en los períodos de crisis que más nos afectan emocionalmente. Aconsejamos a las personas que estén sufriendo un fuerte impacto emocional limitar su utilización: máximo dos veces al día, y el menor tiempo posible parece adecuado desde un punto de vista psíquico.

(*) Jacqueline Pertkovic intervino principalmente en la antigua Yugoslavia, más concretamente en el Hospital Militar de Belgrado, acompañando a las víctimas directas (esto es, personas  confrontadas con las atrocidades de la guerra) e indirectas (personas afectadas debido a su apego emocional con el país y/o la población) desde el año 1991 hasta el 1999.

Imagen: Max Kukurudziak on Unsplash


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