Pensemos en nuestra rutina diaria: cada mañana, 80 decibelios de despertador nos dan los buenos días. Después, salimos a la calle y otros 90 decibelios nos acompañan en el trayecto al trabajo y también buena parte de nuestra jornada. Los expertos explican que la exposición a ruidos superiores a los 85-90 decibelios durante varias horas al día puede provocar daños irreversibles en nuestros oídos, y sobre ello ha advertido Laura del Canto, Responsable de Alain Afflelou Audiólogo, con motivo de la celebración del Día Mundial del Ruido.
El ruido es el contaminante más barato, fácil de emitir y complejo de medir y cuantificar, no deja residuos, pero sí puede tener un efecto acumulativo en el hombre. Y en el ámbito laboral es una realidad persistente y preocupante, porque según el audiólogo de la compañía Carlos Oleas, “en el trabajo podemos pasar de los 120 decibelios que soporta un trabajador de un aeropuerto cuando los aviones despegan o a los 130 decibelios que se expone un obrero trabajando con un martillo neumático”.
Según las últimas cifras manejadas, referentes a 2011, el 34’8% de los trabajadores indica que en su puesto de trabajo el nivel de ruido al que están expuestos es molesto, elevado o muy elevado. Los trabajadores expuestos a un nivel de ruido elevado o muy elevado son el 10% del total, pero representan el 21,6% en Industria y el 21,8% en Construcción. La mayoría de los trabajadores que se consideran expuestos a niveles de ruidos elevados refieren que es obligatoria la utilización de protectores auditivos en su puesto. Los obreros industriales, mecánicos de taller, trabajadores de la construcción, minería, la industria en general y los conductores de vehículos, son los sectores profesionales más afectados por problemas auditivos debido a su exposición al ruido.
Tal y como recoge el Real Decreto 286/2006 sobre la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores contra riesgos relacionados con la exposición al ruido, los trabajadores expuestos a niveles de decibelios entre 87 y 140 están obligados a usar protectores auditivos individuales, a recibir seguimiento del audiólogo y a seguir un programa establecido para reducir su exposición al ruido; además, en su lugar de trabajo deben estar correctamente señalizadas las zonas de exposición al ruido. Pero, desde un nivel de ruido a partir de 80 decibelios, el empresario está obligado a utilizar medidas preventivas para procurar el mejor desarrollo laboral de sus empleados.