Por David Reyero Trapiello, HR Business Partner en Sanofi Iberia.
“La generosidad se contagia y mejora el bienestar laboral. Las personas más generosas se muestran menos irritables, tienen mejor apetito, mejor calidad de sueño, reducen sus síntomas depresivos, se sienten más comprometidas y son más eficaces con su trabajo”. Éstas son las conclusiones de un interesante estudio de Sonja Lyubomirsky y la Universidad de California Riverside.
Un buen puñado de beneficios sobre los que merece la pena reflexionar, máxime cuando hoy todavía se habla poco de generosidad en el ámbito profesional.
Adam Grant define 3 grupos de trabajadores (matchers, givers y takers), según su actitud ante la generosidad, en su innovadora investigación de su libro Give and Take.
- Matchers: ayudan a otros esperando algo a cambio. La mayoría de las personas en una organización entran en esta categoría con un 56% y se encuentran en las posiciones intermedias.
- Givers: ayudan a otros desinteresadamente y forman el 25%; están en los extremos más altos o bajos de la organización.
- Takers: persiguen el interés personal, son los menos con un 19% y se ubican en los espacios medios y altos.
Distintas aproximaciones a la generosidad que reflejan diferentes maneras de entender la vida y niveles de influencia en los demás.
Fuentes prestigiosas como Harvard Business Review también nos animan a explorar las ventajas de ser generoso. Una mentalidad que cristaliza en actitudes diarias de compartir proactivamente información, confiar en los demás y liderar con el ejemplo, impulsando dinámicas positivas.
Generosidad: una espiral positiva
La generosidad nos ayuda a evolucionar y está en el ADN de nuestra especie, tal y como se refleja en diversas pinturas rupestres. Hoy y en el mundo corporativo refuerza el compromiso colectivo y crea un mejor ambiente de trabajo.
Al igual que en la esfera personal, la generosidad produce un espiral positiva en el ámbito laboral: cuanto más das, más recibes.
La generosidad va más allá del trabajo en equipo tradicional y hoy está empezando a integrarse en las empresas avanzadas en sus procesos de selección y promoción. Forma parte de un conjunto de “habilidades emergentes” como la humildad, el optimismo o la resiliencia. Actitudes clave para potenciar la empleabilidad en el competitivo mercado laboral actual.
Por todo ello creo que en el futuro tenemos que poner más foco en la generosidad como una ventaja competitiva y habilidad que puede distinguirnos y mejorar nuestro resultados y avanzar hacia un ambiente laboral sano y sostenible.
Como dice con acierto Ralph Waldo Emerson: “El regalo más grande es dar una parte de ti mismo”.
Imagen de pingpao en 123rf.
