Por Pedro Acuña, gerente de Desarrollo de Negocio de Orience.- La reciente eliminación de la Golden Visa en España, que permitía la residencia a cambio de inversiones inmobiliarias, ha generado un intenso debate sobre el futuro de Madrid como destino de talento e inversión internacional. Personalmente, considero que este cambio debe convertirse en una oportunidad para que la capital apueste por un modelo de movilidad más sostenible, basado en el conocimiento, la innovación y la integración real de nuevos residentes.
Durante años, la Golden Visa fue la puerta de entrada para muchos inversores extracomunitarios, especialmente en el sector inmobiliario. Sin embargo, su impacto en la economía productiva y en la creación de tejido empresarial ha sido, en mi opinión, limitado. Madrid se benefició de la llegada de capital, pero no necesariamente de la atracción de talento o de la generación de empleo cualificado. La experiencia de otros países europeos, que también han revisado o eliminado estos programas, demuestra que la simple captación de fondos no garantiza un desarrollo sostenible ni una integración efectiva.
Ahora, Madrid y España tienen la ocasión de redefinir su propuesta de valor. En este nuevo escenario, las opciones de visado vinculadas a la movilidad corporativa, el emprendimiento y la residencia no lucrativa cobran un protagonismo inédito. Y aquí es donde, a mi juicio, reside el verdadero potencial de la ciudad para consolidarse como un polo internacional de talento y oportunidades.
Apostar por el talento: movilidad corporativa y profesionales cualificados
El nuevo Reglamento de Extranjería, en vigor desde mayo de 2025, ha reforzado las figuras de migración corporativa. Esto es fundamental en un contexto global donde la competencia por el talento es feroz. Las visas para trabajadores altamente cualificados y los traslados intraempresariales permiten a las empresas incorporar directivos y especialistas de todo el mundo, algo imprescindible para sectores como la tecnología, las finanzas o la salud.
Sin embargo, no puedo dejar de señalar que, aunque el marco legal es favorable, la realidad administrativa sigue siendo mejorable. Muchos profesionales internacionales se encuentran con trámites largos y requisitos poco claros. Si Madrid quiere competir con otras capitales europeas, debe apostar por la agilidad y la transparencia en la gestión de estos permisos.
Emprendimiento e innovación: más allá de la inversión inmobiliaria
Otro punto clave es la visa de emprendimiento. España, y especialmente Madrid, han avanzado mucho en la creación de un ecosistema de startups y empresas tecnológicas. La posibilidad de obtener la residencia por poner en marcha un proyecto innovador es, en mi opinión, una de las mejores vías para atraer talento comprometido y generar valor añadido. Sin embargo, echo en falta una mayor flexibilidad en la evaluación de los proyectos y un acompañamiento real a los emprendedores extranjeros, que a menudo se enfrentan a barreras burocráticas y culturales.
La visa para nómadas digitales es otra herramienta interesante, alineada con las nuevas formas de trabajo remoto y la movilidad global. Madrid tiene todos los ingredientes para convertirse en un referente para estos profesionales, siempre que se facilite su integración y se fomente una comunidad internacional vibrante.
Residencia no lucrativa: una opción con potencial
No debemos olvidar la visa no lucrativa, que permite residir en España sin necesidad de trabajar ni invertir grandes sumas. Es una alternativa atractiva para rentistas, jubilados o personas con ingresos pasivos, y puede contribuir a dinamizar sectores como el consumo, la cultura o la vivienda de calidad.
Madrid ante el reto: visión a largo plazo y reformas necesarias
En definitiva, la desaparición de la Golden Visa obliga a Madrid a mirar más allá de la inversión inmobiliaria y a apostar por la atracción de personas que realmente quieran construir, innovar y crecer en la ciudad. Esto exige una visión a largo plazo, políticas de integración y una administración moderna y eficiente.
Creo firmemente que Madrid tiene el potencial para liderar esta nueva etapa, siempre que sepa aprovechar sus ventajas competitivas: calidad de vida, infraestructuras, ecosistema empresarial y apertura internacional. El reto está en convertir la diversidad de visados en una puerta real de entrada para el talento y la inversión productiva, y no en un laberinto burocrático que ahuyente a quienes más pueden aportar.
La eliminación de la Golden Visa no es el fin de Madrid como ciudad global; puede ser, si se gestiona bien, el principio de una nueva era de innovación, diversidad y crecimiento sostenible.
