Uno de los parámetros cualitativos para evaluar la situación financiera global pasa por analizar cómo perciben los trabajadores su bienestar financiero: si están despreocupados, si tienen preocupaciones financieras futuras, actuales o ambas. La última edición de Global Benefit Attitudes Survey de Willis Towers Watson saca conclusiones al respecto.
Para el estudio se encuestaron a cerca de 30.000 trabajadores del sector privado distribuidos por 19 países. En él se apunta que la situación financiera de muchos empleados influye en el rendimiento de su trabajo y, por ende, en los resultados de la empresa.
Para ayudar a entender la gran variedad de cuestiones financieras a las que se enfrentan cada uno de los empleados de las empresas de todo el mundo, en el estudio se segmentó a los encuestados en cuatro categorías:
• Los que están despreocupados.
• Aquellos con preocupaciones futuras. Por ejemplo: inquietud por si tendrán cierta capacidad adquisitiva tras la jubilación.
• Las personas con preocupaciones actuales. Por ejemplo: preocupación acerca de sus finanzas en el corto plazo, pero que se sienten seguros de su patrimonio a largo plazo.
• Los que tienen preocupaciones tanto a corto como a largo plazo.
La buena noticia es que después de casi una década de análisis de estos temas por parte de Willis Towers Watson, se aprecia una tendencia gradual hacia una situación financiera de mejora para los empleados. En particular, su satisfacción a corto plazo con su situación financiera ha mejorado en gran medida desde la crisis financiera de 2008.
Pero estas buenas sensaciones pueden ser solo eso, sensaciones. Los empleados revelan problemas persistentes en torno a su situación financiera a largo plazo. Muchos temen que los beneficios que las generaciones actuales reciben sean efímeros y no estarán allí para las generaciones futuras. Dos tercios de los empleados a nivel mundial y las tres cuartas partes de las economías desarrolladas sienten que su generación va a ser peor que la generación de sus padres. Es decir, ese símbolo de progreso al que la mayoría de las sociedades aspira se tambalea, según las conclusiones de la Global Benefit Attitudes Survey de Willis Towers Watson.
Los empleados llevan esas inquietudes con ellos a trabajar cada día, de ahí que si se compara aquellos que tienen preocupaciones tanto a corto como a largo plazo con los empleados despreocupados, las consecuencias son las siguientes:
• Tres veces más probabilidades de presentar altos niveles de estrés en el trabajo.
• Dos veces más propensos a problemas de salud.
• Alta probabilidad de que se pierdan cuatro días más de trabajo cada año.
• Dos veces más propensos a desvincularse de su trabajo.
Como vemos, las cuestiones financieras afectan al rendimiento de los empleados en gran medida, y en última instancia, la carga emocional es un lastre para los resultados del negocio.
ANTE PREOCUPACIONES FINANCIERAS, ¿QUÉ PUEDEN HACER LAS EMPRESAS?
En el informe «Employee Health and Business Success. Making the Connections and Taking Action», elaborado a partir de los datos obtenidos en la última Staying@Work Survey de Willis Towers Watson, se subraya que más de la mitad de las empresas a nivel mundial ya están tomando medidas o tiene intención de hacerlo para paliar esta situación. Para ello, estos son los pasos que ya realizan las empresas:
• Poner a disposición de los empleados seminarios sobre educación presupuestaria.
• Patrocinio o descuentos para la adquisición de aparatos tecnológicos.
• Ofrecer asesoramiento personalizado con terceros
Pero hay muchas más posibilidades que se mencionan en este informe. Los empleados con las preocupaciones financieras más urgentes están menos satisfechos con su remuneración y prestaciones. En este sentido, las empresas pueden mejorar el compromiso y aumentar la productividad de los trabajadores mediante la reconfiguración de sus paquetes de beneficios, tendiendo más hacia un menú de retribución flexible con el que poder satisfacer las necesidades financieras personales y familiares de sus empleados.