Trabajamos para vivir, y ya tengamos una profesión vocacional o simplemente un empleo al que la vida nos ha conducido, todos lo hacemos a cambio de una retribución económica. Los recientes ciclos de recesión han dejado en las empresas un poso de temor que las ha llevado a ser conservadoras con los presupuestos, parcas en las previsiones y cuidadosas en las contrataciones. Con frecuencia, esto deriva en sueldos bajos y en escasas posibilidades de subidas salariales, llegando a generar descontento, altas rotaciones y baja productividad, y muchas compañías encuentran serias dificultades a la hora de captar y retener talento.
Sin embargo, el profesional de hoy también valora cada vez más otras variables que van más allá del dinero en efectivo, como la flexibilidad horaria, la formación, los beneficios sociales, el ambiente de trabajo… En definitiva, el bienestar laboral. Y por suerte, hoy día existen cada vez más fórmulas para ayudar a las empresas a alcanzarlo. En este contexto se sitúan las estrategias orientadas a proporcionar a los trabajadores un ‘salario emocional’, es decir, un complemento retributivo que, si bien no consiste en una subida de sueldo, sí se traduce en el acceso a determinados servicios en condiciones favorables y en un aumento de su poder adquisitivo sin que ello represente grandes costes para la empresa.
Ofrecer a los empleados un incentivo en forma de cheques restaurante, seguro médico o ayuda al transporte es una manera de mostrar la voluntad de la compañía por mejorar sus condiciones salariales. Cuando la empresa asume íntegramente el coste de estos servicios, técnicamente estamos hablando de beneficios sociales. Pero, ¿qué sucede si el empresario tampoco puede permitirse esta retribución en especie? En ese caso, siempre existe la alternativa de recurrir a la retribución flexible, que consiste en facilitar a los trabajadores la posibilidad de abonar determinados servicios directamente a través del bruto de su nómina, con lo que consiguen un ahorro directo equivalente a su porcentaje aplicable de IRPF.
Con esta fórmula, con la que la empresa se convierte simplemente en facilitadora, pero no ve penalizada su cuenta de resultados, el empleado puede llegar a percibir un aumento virtual de su salario de hasta el 15%. Por ejemplo, un profesional con un salario anual de 30.000 euros brutos podría aumentar sus ingresos netos anuales en más de 2.300 euros, mientras que si esa subida tuviera que asumirla la empresa le supondría un coste de 4.500 euros (incluidos todos los costes salariales). En definitiva, se trata de un win-win, pues para el empleado es un incentivo interesante que mejora su motivación y compromiso, afectando de forma directa a su productividad, mientras que la empresa consigue retener el talento y obtener mejores resultados para su negocio.
Sin embargo, a pesar de que la fórmula de la retribución flexible está al alcance de cualquier empresa y no es posible encontrar argumentos en su contra, no está ampliamente implantada aún entre las empresas españolas. Las causas pueden estar en los costes de gestión que puede suponer para una compañía coordinar esos servicios de forma manual: qué importe de su nómina quiere dedicar cada empleado a cada servicio, solicitar los cheques al proveedor correspondiente, repartirlos, etc. Por otro lado, muchas empresas que se deciden a implantar un plan de estas características no consiguen tampoco un elevado porcentaje de adhesión por parte de la plantilla (tal vez por desconocimiento respecto a su funcionamiento), lo que hace que el coste/empleado de contratar a dichos proveedores se eleve.
Por suerte, la tecnología ha permitido resolver los problemas en ambos sentidos. Plataformas digitales como Cobee digitalizan y automatizan todo el proceso de gestión de los beneficios sociales, de manera que la empresa sólo tiene que preocuparse de dar de alta a los empleados. Estos reciben una tarjeta de crédito con la que pueden pagar indistintamente todos los servicios subvencionables (restaurantes, guardería, transporte, seguro médico, formación) y gastarse cada mes la cantidad que decidan sobre la marcha, sin necesidad de predefinir un importe fijo mensual. Asimismo, a través de una app pueden controlar desde su móvil los pagos mensuales realizados y comprobar en tiempo real el ahorro conseguido en cada uno de ellos.
El uso de herramientas como esta llegan a conseguir un porcentaje de adhesión del 80% de los trabajadores, al percibir con claridad su funcionamiento y las ventajas que les aportan. Ver el importe que cada mes han dejado de gastarse (es decir, han ganado) gracias a la intermediación de su empresa es siempre un elemento de motivación, y un empleado motivado es el tesoro más valioso para cualquier negocio.
Por Borja Aranguren, cofundador y CEO de Cobee