El dilema de Aquiles (7): cuando el absentismo rompe el compañerismo

  05/12/2025
  6 min.
La vida en las organizaciones no está hecha solo de decisiones estratégicas, marcadores de desempeño o procedimientos formales, también lo está de dinámicas, unas positivas y otras no tanto, de pactos implícitos y silenciosos, de lealtades tensas y de equilibrios frágiles entre la justicia, el miedo y la convivencia. Incluso la defensa laboral, tan necesaria para evitar abusos, puede, en ocasiones, transformarse en un escudo que distorsiona los hechos o que protege dinámicas inadecuadas y poco transparentes como el absentismo. Es ahí donde surgen comportamientos que dan lugar a dilemas, quizá menos visibles, más tabú, pero igual de corrosivos: ¿Hasta dónde llega la lealtad hacia los compañeros? ¿Qué precio tiene exponer explícitamente conflictos con los que casi se está obligado a convivir y, sobre todo, cuando nadie quiere escuchar? ¿Qué significa ser honesto y buscar equidad cuando esto parece incomodar a todos? ¿Cuál es el coste personal de señalar el elefante en la habitación?
El dilema

Trabajas en una empresa nacional de 2.500 personas y cierta dispersión geográfica, concretamente eres el responsable de un equipo pequeño de tres personas en un área operativa clave para la empresa. Vuestro trabajo es muy exigente, con picos frecuentes y una presión constante por cumplir plazos. En el último año, uno de tus compañeros, Marcos, ha mostrado un patrón que todos reconocéis, pero nadie verbaliza; cada vez que se produce una etapa de presión o se le pide asumir una cuota adicional de responsabilidad dentro del marco contemplado en la empresa, a los pocos días solicita una baja médica por estrés y ansiedad. Este patrón se está haciendo viral, se repite en otros equipos.

Las bajas son siempre legítimas, siempre justificadas, pero casi siempre coinciden con momentos críticos de trabajo y eso implica que tú y tus otras compañeras de equipo, Ana y María, termináis absorbiendo el trabajo extra. Y aunque al principio lo asumisteis con comprensión, la situación se ha vuelto frecuente. Marcos, al volver, evita hablar de ello y el comité de empresa lo protege de forma muy activa, argumentando que la empresa “genera entornos tóxicos” y que “lo está presionando”; cualquier insinuación de abuso de bajas es tabú en la empresa. Sin embargo, tú no terminas de ver claro que haya una presión tan grande, tu responsable es muy comprensivo y está al pie del cañón el primero, no presiona, solo distribuye el trabajo que hay lo más equitativamente posible. Lo que sí percibes es que Marcos y otros compañeros de otros equipos han aprendido que ante cualquier incremento de carga pueden ausentarse sin consecuencias.

La fatiga acumulada está empezando a romper algo en el equipo, cansancio, frustración y sensación de injusticia, lo que genera resentimiento, silencios incómodos y poca colaboración. Ana te confiesa que está pensando en pedir un traslado o irse de la compañía. Tú te sientes cada vez más perjudicado, pero también culpable por sentirlo porque aprecias a Marcos.

Además, hay un elemento extra que distorsiona la confianza y que Marcos ve claramente: uno de los representantes del propio comité que defiende a Marcos también reproduce el mismo patrón de bajas estratégicas cuando asoman tareas intensas. De forma inmediata hay cobertura sindical y discursos repetidos sobre “estrés laboral”.

Hace unos días, la dirección avisó de una reunión que tendrá lugar con los equipos y comité de empresa para para revisar las cargas de trabajo y entender cómo esta dinámica de bajas recurrentes afecta al equipo y cómo podéis abordarlo, sin poner a nadie en el punto de mira, pero siendo transparentes.

El comité de empresa también está muy pendiente de la situación. Ha dicho públicamente que cualquier insinuación sobre las personas que cogen bajas, aunque sean recurrentes, será interpretada como una persecución y que protegerán a los trabajadores que sufran estrés laboral.

Tú sientes ganas de hablar y abrir el debate no solo por ti y sino también por tu equipo, porque consideras que la situación no es justa y el equipo necesita que alguien diga en voz alta lo que todos saben, pero nadie se atreve a afirmar. También piensas que el comité no apoya a “todos los compañeros” que “no hace bien su trabajo”, ya que protege y favorece este tipo de conducta poco honesta. Sin embargo, no quieres generar conflicto interno ni traerle problemas a tu responsable, y por otro lado, el comité puede acusarte de insolidario o de contribuir a una dinámica de culpabilización y desprotección de tus compañeros.

¿Qué harías? ¿Cómo abordarías el problema?

Opción A: Hablas con transparencia del patrón que ves en la reunión con la dirección

Reconoces la incomodidad y el riesgo, pero consideras que la dinámica del equipo es insostenible y expresas de forma clara que hay un patrón recurrente de bajas en diversos equipos que no solo afecta al tuyo si no que empieza a ser una dinámica estructural. Opinas que la dirección no podrá tomar decisiones si no se habla con claridad. Decides ser honesto, aunque ello te genere tensiones personales con el comité o con compañeros.

Opción B: No hablas con la dirección; decides hablar primero con Marcos y con el comité

Intentas resolverlo “dentro de lo que es tu equipo”, buscando que Marcos tome conciencia de que su comportamiento es interpretado por los compañeros como insolidario y que no le favorece en el largo plazo. También hablas con el comité para que deje de polarizar la discusión y corrija este patrón en sus propias filas, dada la incoherencia entre su discurso y sus actos. Esta vía pretende preservar la cohesión interna, aunque sabes que, si no funciona, la situación seguirá igual y empeorará tu situación personal.

Opción C: No dices nada en la reunión, pero luego pides una conversación privada con tu responsable

Evitas la exposición pública del tema, así no generas conflictos abiertos e intentas que la empresa actúe sin señalar explícitamente a nadie (en concreto, a tu compañero de equipo). Asumes que esto puede ser visto como tibieza por tus otras dos compañeras o como falta de transparencia por tu responsable, aunque piensas que ellos tampoco estás siendo claros y abiertos. Accionas, pero protegiéndote de la exposición.

Consultora, formadora y divulgadora experta en transformación cultural, liderazgo y gestión de equipos. CEO de Intalentgy, coordinadora del Campus IA+Igual y del Campus ORH y acreditada en la metodología de roles de equipo de Belbin y en el CTT de Barret.

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