Más allá de la eficiencia, las metodologías ágiles pueden tener el efecto colateral de mejorar la cohesión de los equipos de trabajo, siempre y cuando las reglas del juego de la agilidad estén claras para todos. Dado que los métodos son maneras de hacer las cosas, es lógico pensar que interiorizarlos lleva su proceso, y en el caso del agile éste incluye la cultura, la formación y la comunicación interna, entre otros.
“La metodología ágil es un enfoque integral que emplea la iteración para gestionar proyectos de manera rápida y flexible”, explican desde Adelantta. Segmentar el trabajo con fases cortas e individuales, y establecer fechas límite para cada una de ellas son claves para que el agile funcione.
En la gestión de talento este tipo de metodologías se aplican con resultados probados en hasta cinco procesos concretos:
- Reclutamiento y selección: La creación de equipos multifuncionales permite una evaluación más holística de los candidatos, favoreciendo la toma de decisiones más rápidas y acertadas.
- Desarrollo de competencias: La identificación de habilidades clave, la planificación de programas de formación cortos y la retroalimentación continua facilitan la adaptación rápida a las necesidades cambiantes del mercado.
- Evaluación del desempeño: La gestión del desempeño se transforma al adoptar ciclos ágiles en los que las evaluaciones anuales se sustituyen por revisiones más frecuentes y orientadas al desarrollo. Ello facilita la retroalimentación constante y ajustes rápidos para optimizar el rendimiento.
- Gestión del Cambio: La flexibilidad inherente al agile permite a los equipos adaptarse rápidamente a las transformaciones organizacionales. Se fomenta la participación activa y la rápida implementación de ajustes basados en la retroalimentación.
- Gestión de Proyectos Internos: La gestión de proyectos internos, como la implementación de nuevas políticas o programas de bienestar, se beneficia enormemente de la metodología ágil. La subdivisión en tareas más pequeñas, la asignación de responsabilidades y la entrega iterativa permiten una ejecución más rápida y eficiente.
- Formar al equipo: facilita la comprensión de los principios y prácticas ágiles con talleres y sesiones de formación que permitan asimilar la mentalidad ágil.
- Identificar objetivos: define metas claras y alcanzables y priorízalas para que la implementación sea gradual y efectiva.
- Integrar herramientas ágiles: tableros como Kaban o Scrum te ayudarán a visualizar y gestionar las tareas y a favorecer la visión colaborativa de los proyectos.
- Iterar y mejorar de manera continua: establece ciclos de retroalimentación regulares para evaluar el progreso y anima a los equipos a aprender de las experiencias y a realizar ajustes según sea necesario.
- Fomentar la cultura ágil: la transparencia, la colaboración y la adaptabilidad son la base sobre la que construir la cultura ágile que necesita del reconocimiento para fortalecer la motivación hacia la mejora continua.