Las políticas de bienestar relacionadas con la salud mental en el trabajo aún no se han traducido en culturas de cuidado. De hecho, una comparativa de cómo han progresado una decena de medidas para fomentarlas en estos dos últimos años refleja una evolución desigual de cada una de ellas y una cierta falta de estrategia que les de coherencia entre sí. Por ejemplo, tal y como recoge el estudio de ADP «People at Work 2023: una visión sobre el equipo humano global» si bien la mayoría de las personas se siente apoyada por sus managers y compañeros cuando se trata de salud mental en el trabajo, la proporción de encuestados que dice que es así es inferior en un 10% este año a la del ejercicio anterior.
Las medidas estrella y las que crecen respecto al año anterior, a tenor de los resultados de la investigación de ADP, están relacionadas más con el clima de trabajo que con acciones de intervención directa en salud mental:
- integración de equipos,
- cultura inclusiva y
- semana laboral de 4 días.
Las propiamente relacionadas con la salud siguen una tendencia desigual. Algunas medidas retroceden, como es el caso de las hasta ahora muy trending topic pausas zen con clases de meditación y salas de relajación, los días libres para fomentar el bienestar o los días sin reuniones, quizá debido a los modelos de teletrabajo o trabajo híbrido actuales. Especialmente llamativo precisamente por esto, por la flexibilidad en la que se desenvuelve el trabajo hoy en día, es el caso del derecho a la desconexión digital, que desciente 4 puntos (del 22% al 18%).
Un problema clave identificado por el estudio es que el 57% de los trabajadores no cree que sus managers o compañeros estén capacitados para hablar sobre problemas de salud mental sin juzgar. Más mujeres que hombres sienten que esto es así (el 61% frente al 53%), al igual que los trabajadores jóvenes (el 56% de entre 18 y 24 años, el 61% de entre 25 y 34, y el 57% de entre 35 y 44, en comparación con el 50% de entre 45 y 54 y el 40 % de los mayores de 55), y los trabajadores de Asia-Pacífico (el 62% frente al 44% del resto de lugares).
En cuanto a los colectivos afectados, las personas más jóvenes indican sentir más estrés en el trabajo (la Generación Z se siente estresada 13 veces al mes de media, en comparación con las diez veces de todos los trabajadores) y son, con diferencia, los que tienen más probabilidades de sufrir por una mala salud mental (54%) y estrés (80%). Aunque es curioso, son los que menos probabilidades tienen de afirmar que su empleador no está haciendo nada para apoyar la salud mental en el trabajo (el 8% frente al 35% de los mayores de 55).
La comparación de los datos en 2022 y 2023 permite apreciar diferencias en las soluciones de salud mental que están probando las empresas que sugieren que los enfoques siguen en revisión.
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