Nadie, ni los expertos más reputados ni los gurús más renombrados, tienen la receta mágica de las competencias que definen al nuevo líder. Las empresas y el mundo en general necesitan de una nueva visión de sí mismas y de sus contextos y ese es un camino de descubrimiento que hay que hacer el colectividad. sobre esta idea han conversado Juan Vera, experto en acompañamiento estratégico de organizaciones, coach en el poder y la política y formador de coaches; y a Paúl Rosillón, coordinador de ORH Venezuela, en el sexto de los encuentros que conforman el ciclo «El talento en la era de lo digital», que organiza nuestro director para el capítulo Latam.
A pesar de los numerosos discursos sobre la necesidad de virar hacia modelos de liderazgo más humanistas, creyentes con fe verdadera en la sostenibilidad y en una nueva conversación con cada uno de los stakeholders, la realidad es que seguimos estancados en esquemas gerenciales de revoluciones industriales pasadas cuyos principios no son válidos, ni en términos de modelo productivo, ni de gestión y ni mucho menos de liderazgo. En la era de lo digital, explicaron los expertos participantes, el liderazgo se postula como un articulador de voluntades y talentos, capaz de crear propósitos compartidos y hacer de las empresas entes en constante adaptación. La redarquía cobra fuerza como nuevo entramado relacional que sin duda condicionará también los nuevos modelos contractuales-laborales hacia propuestas más individualizadas, libres y basadas en la aportación de valor y su compartición con el equipo.
Frente a la polarización actual como demostración del descontento social, Juan Vera apuesta por la conciliación de posturas en el marco de escenarios neutros que permitan reconciliar y construir desde la inteligencia colectiva. A su juicio, el individualismo es uno de los grandes problemas a los que nos enfrentamos en la medida en que impone las libertades egocéntricas y limita la evolución del ser humano desde su más primigenia naturaleza, que es la de la colaboración.