Tan sólo el 29% de los trabajadores se siente comprometido con su trabajo, se enorgullece del mismo, apoya los objetivos de la organización y está menos dispuesto a cambiar de empleo por un pequeño aumento del salario. Esta es la principal conclusión que se extrae de una encuesta, realizada por Dale Carnegie Training, a 3.300 empleados de 14 países.
Este descontento se ve afectado, directamente, por las discrepancias entre los atributos de liderazgo que los trabajadores esperan de sus jefes y las características reales que éstos tienen. Paradójicamente, el 90% de los directivos reconoce que el compromiso de sus empleados afecta al éxito comercial, pero, en cambio, el 75% de las organizaciones no tiene ninguna estrategia para motivar a sus empleados.
Otra de las conclusiones extraídas de esta encuesta determina que la gratificación laboral y la promoción del bienestar de los empleados pueden ser un poderoso argumento de retención de talento en la oficina, ya que, según investigadores, “la gratitud ayuda a que las personas sean más positivas, a mejorar su salud, hacer frente a la diversidad y construir relaciones fuertes”.
Aunque cada vez son más frecuentes los seminarios o cursos para aumentar sus habilidades de liderazgo, lo cierto es que pocos directivos reconocen sus carencias en este campo. En nuestra sociedad nos preocupa mostrarnos vulnerables y esto impide que llevemos a cabo las habilidades principales que encumbran a los grandes líderes: reconocer errores, gratificar o elogiar un buen trabajo, o promocionar y recompensar a los empleados más capacitados.