Por Ángel Corbacho Cuecas, psicólogo y arteterapeuta de Mindgram.
A la hora de revisar la salud mental de los equipos se pueden utilizar técnicas no invasivas que respeten la necesidad de privacidad y, a su vez, la importante necesidad de expresar el malestar por parte de los empleados.
Comprobaciones en diferentes niveles, encuestas anónimas y programas de bienestar, entre otras, son formas efectivas de conocer los niveles de salud mental y de clima grupal que toda organización debe tener en cuenta para proteger y mejorar el bienestar de su equipo. Además de métodos para obtener esta información, cabe saber cuáles son los indicadores más relevantes que se deben medir y cómo intervenir en caso de resultados que informen de malestar de los empleados.
Los impulsores más importantes de la salud mental de los equipos y cómo mejorarlos
Además de tener cuidado en la medición, las organizaciones tienen que fijarse en unos indicadores más destacados dentro del clima grupal. Por ello es útil echar un vistazo a los impulsores más significativos de la salud mental del equipo:
- Pertenencia.
- Integración del equipo.
- Empatía del equipo.
- Capacidad de esfuerzo.
- Fortaleza de las relaciones.
- Seguridad compartida.
- Resiliencia.
- Afrontamiento.
Cada parte que interactúa tiene su propio ADN y la forma de cultivarlo puede ser diferente para cada equipo. Hay muchas maneras de fortalecer intencionadamente esas partes dentro de su equipo para crear una mayor sensación de bienestar mental y, por tanto, un mejor rendimiento y resultados.
Algunas ideas sobre cómo potenciar cada impulsor
1. Pertenencia: Los seres humanos están programados para formar parte de algo más grande que ellos mismos. Un auténtico sentido de pertenencia se crea a través de una visión común, experiencias de equipo compartidas y la aceptación de todos los miembros del equipo por lo que son y por lo que están aquí para hacer.
Eventos frecuentes para el equipo, la práctica de la comunicación abierta, el aumento del nivel de inteligencia social del equipo y la creación de transparencia en torno a lo que el equipo está trabajando pueden crear un auténtico sentido de pertenencia.
2. Integración del equipo: La integración es el comportamiento activo de «hacer parte de» en lugar de criticar, excluir o culpar a todo lo que es extraño.
Trabajar en equipos multifuncionales y diversos significa que hay personas con las que no te vas a llevar bien, actitudes con las que puedes no estar de acuerdo y comportamientos que no entiendes.
Los ejercicios basados en el trabajo de improvisación, como el «Sí, y», y el énfasis en la creación de valor (en lugar de separación) a partir de las diferencias de cada uno, pueden mejorar en gran medida la capacidad de integración de tu equipo.
3. Empatía de equipo: Para crear resultados sostenibles, un equipo necesita desarrollar un alto grado de empatía. La empatía de equipo consiste en comprender la necesidad y desarrollar la capacidad de pasar de una perspectiva individual a una visión más amplia, siendo capaces de comprender otras perspectivas y realidades.
Se puede aumentar el nivel de empatía del equipo de muchas maneras diferentes como, por ejemplo:
- Comprobar con otros miembros del equipo cómo les va personalmente y a nivel profesional.
- Ofrecer apoyo y pedir ayuda cuando se necesite.
- Responsabilizarse a uno mismo y a los miembros del equipo el trabajar con integridad y por el bien del equipo/la organización.
- Practicar la conciencia y la autogestión de toda la gama emocional (por ejemplo, juzgar, compartimentar, tener la mente abierta, aceptar…)
4. Capacidad de expansión: Todo el mundo tiene una percepción diferente de lo que aporta comodidad, de lo que crea crecimiento y de lo que causa angustia. La capacidad de un equipo para acercarse hacia las percepciones del conjunto ayuda a navegar por el cambio y aumenta la tasa de éxito en los proyectos difíciles.
Una forma de aumentar la capacidad de su equipo para expandirse es comprender qué es lo que hace que tu equipo salga de su zona de confort y crezca. Por ejemplo, reúne a tu equipo durante una o dos horas para mantener una conversación sobre:
- ¿Qué les hace sentirse cómodos? (Zona de confort).
- ¿Cuándo se sienten exigidos? (Zona de crecimiento).
- ¿Y cuándo sienten que todo es demasiado o abrumador? (Zona de pánico).
Como líder del equipo, comprométete a respaldar a tu equipo y a crear un espacio seguro para acercarse y relajarse cuando sea necesario.
5. Fortaleza de la relación: Aunque sea una obviedad, las relaciones sólidas se construyen a lo largo del tiempo mediante la conexión continua de unos con otros.
Tanto si el equipo de un proyecto lleva poco tiempo reunido como si se trata de un equipo que lleva años trabajando juntos, hay que dar prioridad a la creación de puntos de conexión regulares.
Además, no hace falta que sea el líder del equipo. Cualquiera puede tener el papel de crear una conversación, una experiencia compartida o un reconocimiento de los esfuerzos de otra persona en espacios creados para ello. La transparencia y la honestidad contribuyen en gran medida a crear relaciones de equipo sólidas.
6. Seguridad compartida: Los equipos que informan de una sensación de seguridad compartida también estarían de acuerdo en que, en su trabajo diario, los conflictos se utilizan para fortalecer el equipo en lugar de separar a las personas.
Las personas se sienten seguras cuando pueden hablar de lo que necesitan, cuando no hay agendas ocultas ni rencores reprimidos y cuando pueden desarrollar una amplia gama de respuestas emocionales adecuadas a la situación. Hay que practicar tan frecuentemente como sea posible la gestión de conflictos, la comunicación abierta y la inteligencia emocional con los miembros del equipo.
7. Resiliencia: La capacidad de recuperarse rápidamente del fracaso se ha convertido en una habilidad muy necesaria en un entorno empresarial cada vez más imprevisible.
El nivel de resiliencia de un equipo determina su capacidad para recuperarse rápidamente de las dificultades, hacer frente a recursos limitados y colaborar de forma proactiva. La resiliencia puede aumentarse mediante el aprendizaje colectivo de los errores y el aumento de la inteligencia cognitiva y de equipo.
8. Afrontamiento: Es complicado mantenerse activo cuando las circunstancias se ponen difíciles. La salud mental del equipo se fomenta mediante la comprensión compartida de que, ante la adversidad, cada miembro del equipo está presente para apoyarse mutuamente. Todos se sienten unidos y dispuestos a afrontar el reto hasta que se resuelva, por muy incómodo que sea a veces.
Los equipos pueden practicar esta habilidad mediante la comunicación abierta, la creación de «practicar retos» facilitados y el desarrollo de un conjunto saludable de límites de actuación.
Basándose en el nivel actual de salud mental un equipo, se podrá identificar cuáles son las áreas de crecimiento. Todos los factores están interconectados. Cuando se empieza a mejorar uno de ellos, todos los demás avanzan también.
En lugar de dispersarse demasiado, la organización debe destinar los recursos disponibles al impulsor que tenga mayor influencia en el bienestar grupal. Tal vez se trate de un evento trimestral del equipo para potenciar un auténtico sentimiento de pertenencia. O una sesión de formación periódica para practicar la resiliencia.
Aprovecha tu próxima reunión de equipo para esbozar un borrador de la salud mental actual de tus colaboradores y decide colectivamente cuál será el primer paso para mantener y mejorar la salud mental de tu equipo.
