“Tradicionalmente, la innovación ha sido dirigida desde la alta dirección. El esquema típico suele ser que los directivos se reúnan, y tras un periodo de debate formulen los objetivos estratégicos de la empresa, lo que a su vez determina también las áreas de innovación en las que se va enfocar la empresa”.
Xavier Camps descarta, en su Blog The Jazz Musician, la necesidad de que la innovación se sitúe únicamente en un departamento determinado, estanco al resto de la organización. En el caso de que esta situación se produzca solo impedirá que se generen más y mejores ideas. La creatividad se limitará, desperdiciando capital creativo; se creará un “efecto túnel” en el que todo lo que pase fuera de los responsables de innovación pasará desapercibido; y por último, sin diversidad no se enriquecerán las ideas.
“Debido a ello, cada vez más empresas intentan que la innovación sea cosa de todos sus empleados. De este modo se produce una descentralización de la innovación, y la empresa puede enfocarse en un mayor número de ideas”, escribe Camps.
En definitiva, la empresa debe asegurarse de que la totalidad de la plantilla se sienta integrada en la organización. El sentimiento de pertenencia es fundamental para fortalecer la competitividad de la empresa.
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