El departamento de Administración de Empresas de la Universidad de Oviedo, concretamente, el equipo del catedrático Juan Ventura, lleva realizando desde 2011, en colaboración con máster value people, múltiples investigaciones sobre el liderazgo femenino para intentar establecer las diferencias reales en el estilo de trabajo y tipo de liderazgo de hombres y mujeres.
Con la herramienta psicomética MPA (Máster Person Analysis), máster value people ha evaluado el comportamiento laboral, para, posteriormente, elaborar una muestra para que la Universidad de Oviedo realice el estudio.
Siempre se ha considerado que el liderazgo femenino es comunitario, social, participativo y transformacional, ya que tienen la capacidad de transformar y ejercer una influencia positiva sobre los miembros del equipo, mientras que el de los hombres siempre ha sido el de líderes orientados a objetivos. Es decir, un liderazgo autoafirmativo, jerárquico y transaccional.
Y eso es lo que ha hecho este estudio: desmentir tópicos. Según los datos del informe, en el nivel de mando intermedio apenas hay diferencias significativas en el comportamiento de hombres y mujeres cuando dirigen equipos. Se rompe el mito de que las mujeres suelen ser más sociables, por lo menos en este nivel directivo.
Hombres y mujeres son igualmente sociables, sensibles, tolerantes o innovadores. Aunque las investigaciones de la Universidad de Oviedo sí corroboran las creencias de que las mujeres manifiestan mayor dedicación al trabajo, son más simpáticas y detallistas, llegando a ser, incluso, más dominantes e influyentes que los hombres, pero solamente en este nivel directivo. El sector masculino, por su parte, toma decisiones con mayor cautela que el femenino.
Liderazgo en puestos de alta dirección
Sin embargo, en puestos de alta dirección, sí que hay diferencias importantes. Los datos revelan que, en este nivel, hombres y mujeres toman decisiones, organizan y toleran de una manera similar, pero ellas tienen una orientación a resultados algo superior a la de ellos. Hasta se confirma que el nivel de esfuerzo y dedicación es algo mayor en el sector femenino que en el masculino.
La mayor y más clara diferencia encontrada está en el factor autoafirmación: los hombres son más dominantes, seguros de sí mismos e influyentes que las mujeres en el nivel ejecutivo. La otra gran disimilitud en este nivel es que ellos son más sociables y extrovertidos que ellas.
Por ello, el estudio del equipo del catedrático Juan Ventura de la Universidad de Oviedo llega a una conclusión clara: el patrón de liderazgo masculino es homogéneo, orientado a la influencia y al establecimiento de relaciones. Mientras que en el de las mujeres ejecutivas no se detecta un único patrón, excepto que, por lo general, su estilo de liderazgo es más participativo y colaborador que el de ellos.