Estados Unidos y hacia Europa posiblemente conseguirán adaptarse a la nueva situación de integración de diferentes culturas antes que las anteriores. Tienen a favor, desde mi punto de vista, dos aceleradores. El primero es que el mundo cada vez va más deprisa y las transformaciones reducen su duración. A Colombia o a Perú les va a costar menos tiempo en recorrer el camino que hemos realizado los españoles. No porque sean más listos (ni más tontos), sino porque el flujo de experiencias es mucho mayor gracias al enorme desarrollo de las tecnologías de la información, y la curva de aprendizaje, se optimiza. El segundo acelerador es el modo de acercarse a la expansión geográfica que considero menos “imperialista” que el desplegado por empresas del G-8, G-9 ó G-10. Hay un mestizaje entre el tipo de educación recibida y el país de origen de los directivos latinoamericanos que suaviza el aterrizaje al otro lado del charco. A veces, hemos pecado de prepotentes y no suele tener un buen retorno, al menos en el largo plazo. Experiencias aprendidas que aceleran el aprendizaje. Las compañías locales beben de dos fuentes para evolucionar en el ámbito de las personas. El primero es que las empresas exitosas del país marcan las pautas a seguir. Y, también desde mi punto de vista, las marcan en mayor medida que los iconos a nivel mundial porque el liderazgo, al final del día, el que vale de verdad, tiene que ser, como ya he dicho alguna vez, cercano. Lo tienes que poder interiorizar, tienes que poder hacerlo tuyo. El segundo va a ser la evolución de la sociedad en los diferentes países latinoamericanos y que nosotros ya hemos vivido hace unos años. ¿En qué consiste? Pues en la generación de una clase media que antes no existía y que a pesar de todo, rompe el cascarón, saca la cabeza con fuerza y crece. La progresiva incorporación de la mujer al trabajo, el aumento de la cualificación de la población activa y la inversión de los flujos migratorios componen un paisaje donde nos podemos ver reflejados en las últimas décadas. La crisis en Europa se convierte en oportunidades para Latinoamérica atrayendo talento, generando riqueza basada en la abundancia de materias primas siempre y cuando se trabaje en la creación de estados democráticos basados en una legislación clara y honesta. Los resultados ya se pueden observar en algunos países de forma contundente. Observo una preocupación creciente entre los directivos de la gestión de las personas. Preguntan constantemente por las nuevas tendencias en este ámbito en España y en Europa. Y empiezan a ver el rédito. Para ello, y vuelvo al modelo de evolución de la función de RRHH, hay que 61
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