comer con tu equipo un día o irte a jugar con él a los bolos. Que también. Significa estar para ellas y ellos. Menos “con” y más “para”. Y a esto dedicarle tiempo. Mucho tiempo si estás dotado innatamente y muchísimo si eres un poco negado al respecto. Un amigo mío dice que “somos un poco monos” porque imitamos muy bien conductas que tenemos cerca. Unámoslo a nuestra inteligencia y copiemos a las personas que tenemos próximas y que lo hacen bien. Porque sabemos distinguir a las personas que dirigen bien de las que no, lo que pasa es que nos cuesta mucho ser como ellas o ellos y ante la visión del camino a recorrer, la enormidad de la tarea nos puede. Y seguimos a lo nuestro, con nuestra receta. Sobre todo si intentamos convertirnos en el general cartaginés Aníbal o en el ex-entrenador de los Chicago Bulls, Phil Jackson. Dirigir sin liderazgo es complicado, pero hacerlo con una visión mítica es peligroso. Apalanquémonos en nuestros colaboradores más cercanos, en un entorno que dominemos y en nuestro día a día. No tendremos la notoriedad de los personajes que hemos ido nombrando pero nos desarrollaremos profesionalmente (y desarrollaremos a otros) y colaboraremos decisivamente en la rentabilidad sostenible de nuestro negocio. Como directivos (gestores de personas y de negocios), en nuestra mano está identificar estas pautas y potenciarlas adecuadamente. Por el bien de todas y todos. 57
Libro_de_presonas_estrategia_y_liderazgo
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