La Employee Experience, o la percepción que tienen los profesionales sobre la empresa en la que trabajan, puede convertirse en el principal reclamo para la búsqueda de talento o bien suponer un efecto disuasorio. Si los empleados tienen en baja estima a la organización y a sus líderes es más que probable que la Employee Experience no sea buena. Esto puede generar precisamente todo lo contrario a lo deseable: mal ambiente laboral, falta de motivación y de productividad y desvinculación del profesional con sus obligaciones, entre otros problemas.