Ya no queda nada para que entre en vigor y las dudas comienzan a acumularse. Es como un gran nubarrón que se ve venir a lo lejos, lento pero con rumbo fijo. Impresiona su envergadura, porque lo cubre todo, y también la amenaza de la lluvia que lleva en su interior, porque cuando descargue lo hará con toda la fuerza de las sanciones que contempla.