Durante la última década, el número de empleados problemáticos ha aumentado de forma progresiva, provocando cambios en la demografía de la fuerza laboral y la complejidad organizacional. Entre ellos destacan, en alguno de sus comportamientos, los millennials que se caracterizan porque son mucho más exigentes que sus antecesores y más valientes con respecto a lo que sienten en la empresa donde trabajan. Encuestas recientes revelan que el 68% de los millennials está dispuesto a desafiar el status quo si no cree o se alinea con las decisiones que toma una empresa.