La cultura de aprendizaje es un imperativo de supervivencia sin la cual la adaptación a la nueva "skills economy" es un imposible. La complejidad del mercado, el poder creciente del cliente y la velocidad que la tecnología imprime a los cambios obligan a crear un nuevo mix de formación en el que las habilidades superan el valor del conocimiento técnico. Inteligencia, imaginación e innovación son ahora una suerte de "veni, vidi, vinci" para competir, diferenciarse y hacerlo con éxito.