Los perjuicios no se reducen a los costes económicos salariales y a los del inicio de un nuevo proceso de selección, sino que supone una fuga de conocimiento, la redistribución de funciones entre el resto del equipo y un proceso de integración de la nueva persona en el puesto y en la cultura empresarial que genera desconcierto e inseguridad incluso en los clientes. Sin embargo, herramientas como el coaching profesional permiten actuar sobre algunas de las principales causas de dicha fuga.