Muchos responsables de equipos se preguntan si pueden aprender a ser mejores líderes o si, por el contrario, estas dotes de liderazgo son innatas. En este sentido, una investigación del Initiative One Leadership Institute demostró que solo el 24% de las habilidades relacionadas con el liderazgo son de componente genético, lo que significa que el 76% restante pueden desarrollarse.