Tal y como demuestran diversos estudios, una persona optimista rinde entre un 65 y un 80% más en su trabajo. Llegados a este punto, se produce una espiral evolutiva que deriva en un incremento de la productividad; se dota de mayor valor a la empresa que, probablemente, corresponda con algún beneficio o recompensa en forma de aumento salarial o promoción, lo que generará a su vez mayor optimismo en el trabajador.