En la era de la cuarta revolución industrial, de los dispositivos móviles y de las “cosas conectadas” (IoT), los datos -y en especial los concernientes a los de los usuarios- se están convirtiendo progresivamente en el oro del siglo XXI. El dato es ahora una unidad de información tan valiosa como necesaria para multitud de sectores - retail, banca y seguros, turismo, sanidad, marketing digital y publicidad- incluso la comunicación política comienza a consolidar nuevos modelos de aproximación a los potenciales votantes para influir en su decisión de voto. Todo ello gracias a los datos que les permiten conocer mejor a los ciudadanos y a sus demandas.