El tiempo es oro, especialmente cuando se trata de negocios. Llegar tarde a una reunión puede implicar una pérdida de ingresos y oportunidades. Si la culpa es de un vuelo retrasado o cancelado, se puede reclamar una compensación, pero es el empleado que ha viajado en representación de la empresa el que puede salir beneficiado, aunque la mayoría lo desconoce.