Entre todos los valores que las empresas deberían grabar en la piedra de las paredes de sus salas de espera creo que nunca debe faltar el respeto. De puro evidente, parece absurdo tener que insistir en que se incluya. Respeto que no es educación, sino sencillamente ser conscientes de la dignidad humana del otro. Según las creencias del lector, le propongo dos explicaciones de dicha dignidad. La Iglesia basa esa dignidad en el hecho de que todos somos hijos de Dios y por tanto, también hermanos. Si os parece muy “doctrinal”, vaya también como definición esta de Kant: “La humanidad misma es una dignidad, porque el hombre no puede ser tratado como un simple medio o instrumento, sino siempre como un fin, y en ello estriba precisamente su dignidad”.
Para averiguar las tres normas elementales que siempre hay que seguir para garantizar el respeto en los procesos de selección, lea el artículo completo de José María Peláez, profesor y consultor HyH Formación y Consultoría, en el número 112 de la revista de Observatorio de Recursos Humanos.