Las compañías necesitan constantemente transformarse para adaptarse a un entorno tan cambiante como el que vivimos. Para poder hacer una verdadera transformación, es necesario que la empresa, como organismo vivo que es, desarrolle la conciencia. La conciencia es el conocimiento que un ser tiene de sí mismo, de su entorno y de los mutuos impactos. Es como la luz que nos permite “darnos cuenta” y distinguir cómo nuestras conductas están condicionadas por nuestras percepciones y éstas por nuestros miedos, necesidades y motivaciones.

Si bien el miedo es la emoción que nos asegura la supervivencia, también condiciona el desarrollo de nuestras capacidades y el potencial de transformación, porque nos estimula conductas individualistas y defensivas, cuando las colaborativas serían más eficaces y nos asegurarían más nuestra supervivencia.
María Julieta Balart, Socia Directora de Ágama Consultoría y Aprendizaje, S.L., enumera los valores y explica los diferentes niveles de conciencia en el mundo de la empresa. Para leer el artículo completo, pinche en este enlace.