La reforma laboral empieza a dar sus frutos en términos de contratación, para bien y para mal. La contratación indefinida ha aumentado en abril y mayo, y en este último mes se firmaron 730.427 contratos indefinidos, un aumento interanual de más de un 367%. Pero esto, contrariamente a lo que pudiera pensarse, no implica necesariamente más estabilidad en el empleo, porque ésta viene definida por la naturaleza económica del trabajo que se realiza, no por la figura contractual con la que se da sustento legal a la relación laboral.
De hecho, ya en los dos meses de plena implantación de la reforma laboral se observa un aumento de la mortalidad de la contratación indefinida. Solo en el mes de mayo, unas 37.000 personas firmaron, en dicho mes, más de un contrato indefinido, lo que supone que las empresas se ven obligadas a utilizar contratos indefinidos para actividades temporales, lo que lleva a observar firmando contratos indefinidos de forma recurrente, encadenando contrataciones y despidos.
La contratación creció en mayo un 13,14%, tanto por el aumento de la temporal como la indefinida y con récord de ésta.
Por otra parte, la mayor parte de la nueva contratación indefinida en abril y mayo es o bien de fijos discontinuos, o bien de tiempo parcial. El 60,1% de los contratos indefinidos firmados en el último mes eran a tiempo parcial (23,9%) o fijos discontinuos (36,2%), unas proporciones muy similares a las del mes de abril.