La gestión suele ver el aburrimiento como algo contraproducente, un lastre para la empresa, pero algunos estudios más cercanos a la psicología resaltan su importancia en el desarrollo de habilidades como la creatividad o en el bienestar del empleado. Un análisis desde el punto de vista de la teoría JD-R extrae efectos muy interesantes de una experiencia cada vez más habitual en los lugares de trabajo.
Solo se aburren los burros. La frase recurrente de generaciones anteriores, por supuesto con las mejores intenciones, demanda una buena relectura en tiempos como los actuales, permeados de algo demasiado parecido a una crisis de hiperactividad permanente. No podemos perder ni un segundo para hacer… ¿Qué? Lo que sea. Incluso el ocio tiene que ser productivo: experiencias que nos hagan sentir emociones, siempre lo más cerca posible de la euforia.
Sin embargo, la creatividad tiende a aprovechar el tiempo parado del aburrimiento, cuando la nada, o lo más parecido que podemos (no) encontrar, se despliega delante de nosotros. La filosofía occidental de la que nació nuestra forma de vida probablemente surgió del aburrimiento de los ciudadanos griegos que, instalados en sociedades por fin estables (polis) y servidos por esclavos, tenían mucho tiempo libre para pensar.
Algunas mentes brillantes han sabido valorar esta actividad de burros. «Una generación que no soporta el aburrimiento será una generación de escaso valor», escribió Bertrand Russell ya en lo más profundo del siglo XX.
En la literatura psicológica se ha introducido como una emoción funcional que motiva a los individuos a perseguir nuevos objetivos que se perderían si estuvieran absortas toda la jornada laboral.
La ciencia también ha explorado este camino. Y los recursos humanos, que se ocupa de uno de los lugares con más posibilidades de alcanzar el aburrimiento, no podía ser menos. El artículo académico “How to turn workplace boredom into something positive. A theoretical framework of the ‘bright sides’ of boredom”, publicado por Carina Schott y Caroline Fischer en Human Resource Management Review, bucea en los efectos positivos de aburrirse en el puesto de trabajo y encuentra mejoras en aspectos como el feedback, la discreción, el empoderamiento, la holgura, la cultura adhocrática y el puesto generalista.
Lo hacen desde un enfoque muy concreto: la teoría de demandas y recursos laborales (JD-R por sus siglas en inglés). Esta, como definen Arnold B. Bakker y Evangelia Demerouti en Revista de Psicología del Trabajo y de las Organizaciones, “explica cómo las demandas y recursos laborales tienen efectos directos e indirectos sobre el estrés laboral y la motivación, y propone la existencia de relaciones recíprocas entre estas variables”.
El aburrimiento puede tener aspectos positivos en el bienestar individual, la creatividad, el compromiso laboral y las relaciones sociales.
La aplicación al aburrimiento por Schott y Fischer parte de la asunción de que, “en la literatura de gestión, el aburrimiento en el lugar de trabajo y sus comportamientos subsiguientes se describen principalmente como contraproducentes, desviados y costosos para una organización”. Sin embargo, las cosas cambian notablemente en la literatura psicológica, donde el “se ha introducido como una emoción funcional que motiva a los individuos a perseguir nuevos objetivos que probablemente se perderían si las personas estuvieran absortas durante toda la jornada laboral”.
Lo ilustran con un fenómeno que a todos nos resulta familiar: de repente producimos soluciones creativas a un problema sobre el que hemos estado reflexionando durante un tiempo mientras realizábamos tareas automáticas y aburridas. “Sentirse aburrido de vez en cuando en el trabajo da espacio a estrategias y soluciones que han estado ahí todo el tiempo, pero que quedaban eclipsadas por los problemas cotidianos del lugar de trabajo”, dicen los autores del estudio.
Porque, además, los tiempos (con la tecnología, una vez más, como sospechosa habitual) han cambiado el concepto mismo de aburrimiento, ensanchándolo. “Tradicionalmente, el aburrimiento se ha asociado con el trabajo monótono y repetitivo”, pero más recientemente se ha añadido que “el creciente uso de mecanismos de control, supervisión de tareas y tecnología, que se encuentran típicamente en el trabajo intensivo en conocimiento, drenan el significado del trabajo en sí y, como consecuencia, estimulan el aburrimiento”. Las experiencias de aburrimiento en el lugar de trabajo crecen, por lo tanto, incluso entre “los empleados de cuello blanco y profesionales”.
Efectos positivos sobre las EMOCIONES en general del aburrimiento según diferentes estudios

Con la teoría JD-R como marco, Schott y Fischer argumentan que
- El aburrimiento constituye una consecuencia de determinadas demandas laborales, como la complejidad de las tareas, el trabajo monótono o el trabajo sin sentido
- Mediante la aplicación de medidas de gestión específicas que presenten recursos laborales, conduce a mecanismos de afrontamiento productivos, que, a su vez, dan lugar a resultados positivos relacionados con el trabajo.
Para averiguar el posible impacto de dicha aplicación, cruzan literatura de diferentes disciplinas, desde las opciones obvias de la gestión y la psicología, a las no tanto (pero sorprendentemente fértiles) de la informática.
Entre las conclusiones, destacan cuatro grupos de efectos positivos del aburrimiento:
- Bienestar individual
- Creatividad
- Compromiso laboral
- Relaciones sociales
Estos efectos no siempre surgen del aburrimiento directamente, matizan, sino de la aplicación de tres estrategias de afrontamiento productiva:
- Pensamiento no relacionado con la tarea.
- Cambio de compromiso con la tarea.
- Otro compromiso con la tarea.
Efectos positivos del aburrimiento sobre la creatividad

En definitiva, los autores sostienen que “el aburrimiento en el lugar de trabajo es omnipresente e incluso es probable que aumente en el futuro”. Por eso consideran necesario ofrecer no solo “puntos de partida útiles para futuras investigaciones”, sino también inspirar “a los profesionales para que tomen conciencia del potencial de la ‘gestión positiva del aburrimiento’ y les permita crear las condiciones ‘adecuadas’ para los comportamientos de afrontamiento productivo en el contexto del aburrimiento”.
A tal efecto, despliegan en todo el artículo un ambicioso ramillete de efectos positivos sobre diferentes áreas de experiencia de los trabajadores según diferentes estudios académicos. En las tablas que incluimos en este reportaje se resumen algunos de ellos.
Efectos sobre compromiso laboral, ampliación o enriquecimiento del trabajo
