El elevadísimo coste que tiene para las empresas, casi mil millones de euros anuales, las bajas producidas por la deficiente adaptación del puesto de trabajo al empleado supone hasta 500 veces más que el gasto en soluciones ergonómicas.
Y es que en términos de rentabilidad invertir en ergonomía es una manera de reducir costes y mejorar en productividad, además de la importancia capital sobre el factor humano: mantener sanos y proactivos a los trabajadores.
Las enfermedades más comunes relacionadas con estas carencias de adaptación del puesto de trabajo al trabajador tienen que ver con trastornos músculo-esqueléticos. Codos, muñecas, hombros y cuellos se reparten la mayoría de estos casos.
Según este estudio entre tres y cuatro personas en España realiza tareas y funciones en un trabajo sedentario, de oficina o desde casa. Si bien es cierto que el número de bajas por teletrabajo son mínimas, esto se produce porque casi el 80% de estas personas adquiere productos ergonómicos por su cuenta.
En el caso del trabajo en oficina no es así. Es la asignatura pendiente para miles de empresas que apenas destinan un mínimo porcentaje para la compra de productos ergonómicos que faciliten la salud del trabajador en materia preventiva.
Sólo con mejorar la postura en el puesto de trabajo se reduciría a la mitad el número de bajas laborales pero, para ello, son necesarios elementos que recomienda Fellowes como los reposamuñecas para el teclado y para el ratón, el respaldo lumbar, el reposapiés o las mesas regulables en altura para la alternancia del trabajo sedentario con el trabajar de pie.
Aunque el absentismo es una preocupación presente en todas las organizaciones es cierto que la tendencia creciente al trabajo sedentario obliga cada vez más a establecer unos protocolos más rígidos en cuanto a la ergonomía en el puesto de trabajo.
