Cuando el río suena…

Maite Sáenz19 febrero 20155min
verdades
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Las cinco fuerzas que han transformado el mundo- avance de la tecnología, globalización, cambios en la sociedad, escasez de recursos energéticos y demografía- alumbran también un modelo de trabajo que poco o nada tiene que ver con el que hasta ahora conocemos. Evidencia ésta que aparece en cualquier investigación o análisis que sobre el futuro caiga en nuestras manos y que también se desprende de parte de las ponencias y estudios presentados recientemente en la última cumbre de Davos en enero de 2015.

En este mismo foro, mi antigua empresa, Accenture, presentó un estudio muy interesante-que por supuesto aconsejo leer- con el sugerente título Winning with the Industrial Internet of Things. En dicho estudio, aparte de prever que Internet de las Cosas podría generar en los próximos 15 años un crecimiento económico de 142.000 millones de dólares si el gobierno lo apoya y la empresa desarrolla todo su potencial, también se señala el gran impacto que IIoT (Industrial Internet of Things) tendrá sobre el empleo, algo que algunos venimos señalando desde hace más de una década.

Parece evidente que las tecnologías digitales permiten deslocalizar la producción y desarrollar el trabajo allí donde el talento esté y de una forma totalmente abierta y colaborativa. Eso de la necesidad industrial de juntar trabajo y capital a la misma hora y en el mismo lugar ha pasado a ser una reliquia del pasado. El hecho de tener acceso a ingentes cantidades de datos desde cualquier parte del planeta, a cualquier hora del día o de la noche y que éstos se pueden usar de manera táctica, traspasa el poder de decisión tradicional de los directivos a los profesionales que realizaran un trabajo bajo demanda, con mayor libertad y autonomía, pero con una menor cobertura que la que les proveía la gran empresa.

El trabajo táctico, es decir, el que consiste en realizar interacciones complejas que requieren un alto grado de juicio y criterio para ser realizadas, será cada vez mayor, mientras que el transformacional (el que se basa en extraer materiales brutos y transformarlos en productos finales)y el transaccional (que son tareas e interacciones que pueden ser fácilmente escritas o automatizadas)será cada vez menor. Como los trabajadores tendrán que realizar tareas cada vez más sofisticadas, éstos tendrán que refrescar y adquirir durante toda su vida conocimientos y capacidades que les permitan convertirse en expertos- para ser contratados por ello- para aportar más valor a sus trabajos que serán cada vez más colaborativos y abiertos.

Los profesionales deberán ser conscientes del valor de mercado que tienen, porque ya no tendrán el valor corporativo que hasta ahora les proveía el “papá-empresa” y que les protegía, porque dependerán de ellos mismos, de su propio Yo S.A.: ellos en sí mismos son su empresa más valiosa. Su trabajo será por proyecto y alternarán periodos de intensa actividad para una o varias compañías a la vez, con periodos descanso y aprendizaje de nuevos conocimientos.

Las competencias digitales que ahora se antojan como imprescindibles para competir, como conocimiento digital, trabajo en red, aprendizaje continuo…, unidas a una mayor responsabilidad individual sobre el propio futuro, han llegado para acompañarnos a lo largo de nuestra vida profesional, que nada tendrá que ver con la verticalidad de progresión en la empresa y la seguridad en el puesto a la que estamos tan acostumbrados.

Mientras tanto, se necesita que las compañías creen formas de organización del trabajo mucho más descentralizadas que fomenten la toma de decisiones por parte de los profesionales, para que éstos puedan colaborar de manera más creativa con múltiples empresas que formarán redes de producción asociativa donde habrá muchas partes que obtendrán un resultado como consecuencia de la interacción entre todos.

La transformación digital de los negocios no es otra cosa que el uso de las tecnologías para conseguir mejoras radicales y disruptivas que puedan convertirse en una ventaja competitiva, y todo parece indicar que lo más disruptivo va a ser el nuevo trabajo. Los que nos venimos desgañitando con el tema desde hace tiempo lo hacemos porque estamos convencidos de que cuando el río suena… agua lleva.

José Manuel Casado, Presidente de 2C Consulting.


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