Claudia Goldin, profesora de la Universidad de Harvard (Massachusetts), recibió el Premio Nobel de Economía en 2023 en reconocimiento a sus estudios sobre la infrarrepresentación femenina y los menores salarios de las trabajadoras en el mercado laboral. El estudio realizado por la académica estadounidense analiza información de los últimos 15 años e identifica la maternidad, como uno de los factores clave que inciden en la desigualdad de género en el ámbito laboral. Su estudio refuerza el papel que las medidas de conciliación y equilibrio de la vida profesional, personal y familiar tienen en el avance hacia la igualdad de género. Y pone el foco en la corresponsabilidad, es decir, en la necesidad de “asexualizar” el cuidado de hijos y dependientes para frenar el envejecimiento que sufren sociedades como la española, dónde la tasa de natalidad se sitúa en 1,23 hijos por mujer, un valor por debajo de la necesaria tasa de renovación generacional.
Aunque la condición de «ser madres» sea un elemento clave en la desigualdad, sobre todo en el ámbito laboral, es una cuestión que ha desaparecido del debate que se genera en torno al 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer. Y sin embargo, es muy necesario seguir avanzando en la protección de la natalidad, por un lado, y en la igualdad de oportunidades, por otro, para ganar en competitividad y eficiencia.
Si nos retrotraemos a los últimos cinco años, el panorama laboral en materia de protección a la maternidad y la paternidad ha evolucionado bastante. Cada vez son más las empresas que cuentan con una estrategia que incluye una batería de propuestas que favorecen el equilibrio profesional y personal. Una vez que se trata de una línea estratégica, se toman como referencia indicadores y se mide el impacto que tienen las políticas implementadas en cuestiones como el absentismo, el engagement o la productividad.
La protección de la maternidad se ha visto reforzada, además, por la ampliación de los permisos de maternidad y paternidad, así como los permisos de atención al menor que se aprobaron con la última normativa.
El papel de las empresas
Según el Flexímetro 2023, un estudio realizado con información recogida en el marco de los Premios Internacionales Empresa Saludable, Flexible y Sostenible (Premios SFS), los empleados suspenden a sus empresas en materia de conciliación.
Sin embargo, la batería de acciones que desarrollan las empresas van en aumento año tras año. Además de los planes de retribución flexible, en el que se incluyen por ejemplo, ayudas para guardería con interesantes excepciones fiscales para los empleados (casi un 40% de las empresas encuestadas lo incluyen), son cada vez más empresas que ofrecen a sus empleados la financiación de ayuda domestica (un 5%); ayudas económicas para la atención de otros dependientes como mayores o personas con discapacidad (en torno al 22%); ayudas para estudios incluidos los universitarios reglados (32%) y sobre todo, la flexibilidad horaria, que ya es una opción en más del 90% de las organizaciones. Estas preferencias, además, están distribuidas de manera parecida entre hombres y mujeres.
Aunque el teletrabajo podría parecer una medida prioritaria para el fomento de la maternidad o la corresponsabilidad, según datos del mismo estudio, los empleados afirman que se acogen al teletrabajo en igual medida, para cuidar menores, organizarse con la pareja, formarse o hacer deporte y evitar atascos en los desplazamientos al trabajo. Por debajo, queda la atención a los mayores o a personas con discapacidad.
Un planteamiento sociológico
Según, Javier Moscoso, profesor de Investigación en el CESIC, “durante mucho tiempo, a los varones se nos negó el acceso a la esfera doméstica. No teníamos obligaciones en el ámbito del hogar, pero tampoco derechos de crianza”. Por el mismo motivo, la supuesta división sexual del trabajo, alejaba a los hombres de la paternidad, así como de todos los privilegios relacionados con la vida sentimental. Ni siquiera la entrada masiva de la mujer en el mundo laboral, después de la segunda guerra mundial, modificó la posición tradicional del varón, ligada a la esfera laboral pública.
“Afortunadamente, -señala Moscoso- los varones ya no sólo ayudamos en casa, sino que, poco a poco, vamos conquistando cada vez más derechos y responsabilidades en el ámbito doméstico, sin que por eso nuestra masculinidad se vea cuestionada. Querer a los hijos, tener sentimientos paternos, desear por ejemplo la custodia en caso de divorcio, mostrar afectos, cuidar a descendientes y ascendientes, así como otras tantas características tradicional y equivocadamente asociadas al género femenino, no solo son obligaciones de todos, sino derechos de todos”.