
Según datos ofrecidos por la Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT), el gasto que asumen las empresas españolas para cubrir las bajas por estrés asciende a 80.000 millones de euros. Y según los datos recogidos por INFOCOP, el Ministerio de Sanidad ha invertido 41.000 millones de euros para costear los gastos generados por trastornos mentales. Si ambas cifras se suman se refleja que el estado anímico español tiene un valor de 120.000 millones de euros. Sin embargo, este gasto se asume para tratar estos problemas, no para prevenirlos.
También fuera de nuestras fronteras nos encontramos con cifras alarmantes y así, en América Latina las enfermedades suponen pérdidas de entre el 4-5% del valor del PIB anual.
En un artículo publicado en 2015, Gabriel Coll, co-Director del Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP), alerta sobre la prevalencia del estrés y de cómo se ha convertido en el segundo motivo más frecuente de baja laboral. En opinión de IEPP, el estrés es uno de los grandes denominadores comunes de carácter negativo en el ecosistema empresarial, habiéndose normalizado y adoptado como algo natural y costumbrista cuando no lo es en absoluto.
Según Eva Rodríguez, responsable de comunicación del IEPP, incluso en Google el incremento en búsquedas los últimos 12 meses sobre ansiedad y estrés ha rozado el 100% de tendencia.
De enemigo a aliado
Kelly McConigal, doctora y profesora de psicología en la Universidad de Stanford, explicó durante su conferencia TED “cómo convertir el estrés en un aliado” dando herramientas para gestionarlo y convertirlo en un arma en favor de la productividad y el positivismo. Para ello el IEPP recomienda hacer un ejercicio exhaustivo de auto-observación para poder identificar la forma en que se habla cada persona a sí mismo (lenguaje interno) y la manera en la que se comunica con los demás (lenguaje externo). No es lo mismo pensar y decir “esto es difícil, no voy a conseguirlo”, que “esto es difícil, voy a dar lo mejor de mí”. Ese pequeño matiz puede ser fundamental para cambiar la cultura del estrés en el ámbito laboral y obtener las herramientas anímicas necesarias para afectar positivamente a la economía de un país.
Un comentario
Ma. de Lourdes Camacho Rodríguez
12 agosto 2019 at 16:43
de ahora en adelante, siempre voy a dar lo mejor de mi
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