Durante 2022, un total de 826 personas perdieron la vida en España en accidentes laborales, un 17% más que en 2021, según datos del Ministerio de Trabajo y Economía Social. Más allá de la falta de seguridad física en algunos puestos de trabajo, los factores psicosociales aumentan la incidencia de las lesiones por accidentes laborales. Y tanto es así que se puede decir que la seguridad laboral tiene en las trampas mentales un enemigo peligroso porque imponen la subjetividad por encima de los procedimientos objetivamente seguros.
En este sentido, la falta de concentración, el estrés y la ausencia de una mentalidad acorde con la seguridad están entre los motivos principales de los accidentes laborales, tal y como apuntan desde BTS.
Con el fin de minimizar -o mejor eliminar- los riesgos laborales, se torna necesario implantar una cultura de seguridad en las empresas y, en consecuencia, trabajar la mentalidad de los equipos de trabajo. “Ningún entrenamiento de cultura, de capacidades técnicas o procedimientos serán efectivos si las personas no son conscientes de las barreras mentales que no les dejan avanzar”, apunta Sergio Dosdá, Senior Director de BTS.
Trampas mentales o barreras más comunes que impiden dar el salto hacia una cultura organizacional más segura
“Las trampas mentales son inevitables; sin embargo, la buena noticia es que mejorar la consciencia sobre las mismas puede ayudar a crear mecanismos para superarlas y evitar que impacten en los comportamientos ante situaciones que ponen en riesgo la seguridad. La clave es entender qué las detona, cómo las podemos desafiar y buscar retroalimentación entre áreas y colegas en busca de una mejora constante. Mejorar la cultura de seguridad es un trabajo de todos dentro de las organizaciones”, concluye Sergio Dosdá, Senior Director de BTS.
- Complacencia: Aparece cuando los números están en verde y se ha avanzado en los temas de seguridad. Las organizaciones piensan que llevan muchos años trabajando sobre la seguridad, han mejorado mucho y ven difícil continuar avanzando. Como consecuencia, se evidencia una sensación de falsa seguridad, lo que reduce los niveles de alerta y atención.
- Control: Se da mucho en organizaciones donde la microgestión es parte de la cultura, y cuando los mindsets instaurados son los siguientes: “la seguridad es, sobre todo, consecuencia de la supervisión y el control”; “las personas necesitan que les digan qué hacer y cómo hacerlo”. Como consecuencia, los colaboradores solo demuestran comportamientos seguros, si se les pide que lo hagan, o si hay una persona con autoridad presente que les indique los pasos a seguir para preservar la seguridad en el día a día.
- Crítica: Está relacionada con la resistencia al cambio, con actitudes contrarias a la mejora y al aprendizaje continuo. Se manifiesta en frases como “hay tantas cosas que cambiar, que no sé ni por dónde empezar”, o “cómo voy a dar yo el ejemplo, si mi jefe y los que están por encima de él no lo hacen”. Por lo tanto, las personas se centran en lo que hacen o no hacen los demás, en lugar de concentrarse en lo que ellos pueden estar haciendo para mejorar y avanzar en temas de seguridad.
- Inseguridad psicológica: Este es un factor clave para incentivar a las personas a “levantar la mano” cuando ven algo que puede afectar – o que está afectando – la seguridad en el trabajo. Existe seguridad psicológica cuando las personas se sienten capaces de expresar sus ideas, sus preguntas, o preocupaciones, sin temor a ser juzgados o culpados.
El fin último es impulsar la cultura de la seguridad, mediante la toma de conciencia y la utilización de herramientas que permitan superar las anteriores.