Aunque los jóvenes dicen estar concienciados con las causas sociales, su participación es muy baja. Solo el 43% de la Generación Z asegura haber colaborado como voluntario puntual o aportando dinero de forma ocasional (44%). Estos datos los confirman las propias ONG. El 84% de ellas siente dificultad a la hora de atraer a la generación Z a su causa social.
En España existen más de 30.000 organizaciones sociales que prestan atención a casi 13 millones de personas en riesgo de pobreza y exclusión social. La crisis económica, el impacto de la pandemia y los cambios en los hábitos de la sociedad, han puesto en peligro la supervivencia de muchas de ellas, que necesitan la colaboración de los más jóvenes para garantizar su sostenibilidad en los próximos años.
El informe ‘La relación de la Gen Z con el tercer sector’, desarrollado por Darwin&Verne Mazinn en colaboración con la Fundación Botín, Flecher.co y Work for Social, ha concluido que la Generación Z aún se resiste a participar activamente con las ONG, pese a asegurar que está comprometida con sus luchas sociales.
Aunque su participación es muy baja, ellos aseguran estar motivados y concienciados con las causas sociales, si bien en su caso parece haber cambiado el modo en que se involucran con ellas. Así, casi la mitad de los jóvenes que han colaborado con entidades del tercer sector en alguna ocasión lo han hecho como voluntarios puntuales (43%) o aportando dinero de forma ocasional (44%). La participación es todavía más baja cuando hablamos de una mayor involucración, ya que el 92% de las ONG no tienen ningún miembro de la generación Z participando en su gobernanza.
Todo apunta a que, entre los jóvenes de 20 a 30 años, se ha perdido el modelo de “socio” y tan sólo el 20% de los encuestados colabora con cuotas periódicas.
• La confianza en la ONG
• El colectivo receptor de la ayuda
• Transparencia o cercanía
• Comunicación bidireccional
• Mayor accesibilidad a la hora de involucrarse en las iniciativas.
¿Por qué esa resistencia a colaborar con las ONG?
Aunque los miembros de la generación Z conocen los problemas sociales a nivel mundial, les mueve más el impacto y las necesidades que observan en su entorno más cercano: el 47 % de los encuestados opina que primero deberían cubrirse las problemáticas o necesidades de nuestro país.
Así, la dificultad de acceder al mercado laboral y las condiciones precarias e inestables, visibilizar las situaciones a las que se enfrentan las mujeres en su rutina profesional y que no deberían normalizarse -aunque se tienda a hacerlo-, fomentar iniciativas que frenen el bullying o aumentar el valor que otorgan a la salud mental las personas, son algunos de los desafíos apuntados.
En general, la Generación Z tiene una buena percepción de las organizaciones sociales, a las que consideran más ágiles y cercanas que las instituciones públicas. Por esta razón, el 63 % de los encuestados opina que, ante una catástrofe, las ONG responden de forma más rápida que los organismos oficiales.
De hecho, el 43% prefiere colaborar con las primeras cuando se solicita ayuda para una emergencia. Como punto de mejora, consideran que las entidades del tercer sector deberían ser más transparentes: un 49% muestra temor sobre si el dinero que dona pueda o no llegar donde se necesita.
1. Desempleo juvenil
2. Ayuda al desarrollo
3. Empoderamiento femenino
4. Infancia
5. Sostenibilidad medioambiental
6. Salud mental
7. Educación