Uno de los momentos más críticos en la vida profesional de cualquier persona se produce paradójicamente justo al inicio de la misma. Tras años de formación teórica y práctica, la forma de acceder a las empresas o sectores que más nos atraen no se nos presenta de forma evidente, y a menudo corremos el riesgo de embarcarnos en cualquier tipo de proyecto, por miedo a quedarnos fuera del mercado laboral, en lugar de enfocarnos realmente a lo que nos interesa.
En un contexto laboral complejo, rápido, cambiante y con mucha competencia, los programas de graduates son una buena manera tanto para facilitar el acceso de los jóvenes profesionales al trabajo como para que las empresas puedan integrar el talento más prometedor al que podrán formar muy bien en la cultura de la compañía.
Estos programas suelen destinarse a perfiles junior: es decir, a personas recién tituladas o que cuentan todavía con una limitada experiencia profesional–por lo general, de entre 1 o 2 años–. Como explica Montse Castilla, Socia y General Manager de AdQualis Talent Search, estos pueden dirigirse además “tanto a la incorporación de nuestros profesionales en prácticas, como a contribuir al desarrollo profesional de los que ya forman parte de la organización, y que gracias a estos programas pueden consolidarse en sus organigramas”.
En ambos casos sin embargo el objetivo de los programas de graduates es el mismo: buscar el mejor talento que posteriormente pueda desarrollarse y quedarse en la compañía.
Su duración suele ser de entre uno y cinco años, y, como apunta Castilla, «suelen emprenderse sobre todo desde grandes compañías multinacionales, que cuentan con la estructura y los recursos suficientes para permitirse un flujo constante de profesionales júnior en formación».
Los reclutadores encargados de buscar a esos graduates suelen fijarse sobre todo en la formación académica de los candidatos, «si bien su perfil competencial, y, en especial, skills como la iniciativa, la curiosidad, la influencia, la orientación a objetivos, las habilidades comunicativas, la capacidad de cooperar de forma proactiva o su nivel de inglés son muy demandados». Por ello estas habilidades se valoran posteriormente en actividades por ejemplo de role play y dinámicas de grupo.
Una vez el reclutador – en nuestro caso la división de AdQualis Talent Search, pionera en España en la implantación de este tipo de programas desarrollados de forma integral para empresas de distintos sectores de actividad-, ha encontrado los perfiles que más se adaptan a las expectativas de una compañía, a través de plataformas de redes sociales, bolsas de empleo de universidades y escuelas de negocio o la propia base de datos de AdQualis, los graduates llevan a cabo una entrevista curricular.
El siguiente paso es, según Castilla, uno de los rasgos diferenciales de estos programas: «A menudo, la empresa selecciona de entre 6 y 8 finalistas y celebra una jornada de assessment en que se ponen a prueba las capacidades individuales y de trabajo en equipo, a fin de valorar las competencias y habilidades técnicas de cada candidato mediante actividades de role play, dinámicas de grupo o business cases».
Completadas esas sesiones, los candidatos seleccionados por la compañía se incorporan con planes estructurados y centrados en su desarrollo y capacitación profesional, «empezando a forjar unos sólidos cimientos en la organización y llevando a cabo una formación continua que los convertirá todavía en mejores profesionales».
Esta es para Castilla quizás la característica más importante de los programas de graduates, que, «a diferencia de un mero programa de prácticas, en realidad es una plataforma de aterrizaje del mejor talento en las empresas para que este siga desarrollándose dentro de las mismas y se muestre más fiel a la organización: algo de especial relevancia en el contexto actual, en que los jóvenes profesionales cada vez muestran un menor apego a las empresas para las que trabajan y plantean sus carreras como un peregrinaje por varias compañías».
En este sentido, los datos recopilados por AdQualis en base a su dilatada experiencia en el diseño y despliegue de este tipo de programas acreditan que «culminan con éxito un elevado porcentaje de incorporación de esos graduates a las empresas y del desarrollo de largas carreras profesionales en su contexto».
Montse Castilla apunta asimismo que un buen programa de graduates busca en definitiva «un enamoramiento mutuo entre empresa y candidato, de modo que la transparencia y sinceridad durante todo el proceso resultan fundamentales para garantizar un buen encaje».