A medida que los equipos profundizan en la práctica del “agile” consolidan una serie de habilidades blandas que retroalimentan la eficiencia de los procesos ágiles: unos valores centrados en las personas, una cultura organizativa clara y una mayor capacidad para asumir roles de liderazgo. Así lo pone de manifiesto el decimosexto «Informe Anual sobre el estado del Agile», llevado a cabo por digital.ai., que consecuentemente concluye que, si Agile se aplica con éxito, su capacidad de capilarización irá más allá de las personas involucradas y se extenderá a toda la organización.
Que las metodologías agile han superado su reducto inicial limitado al desarrollo de software no es una novedad, pero sí lo es el enfoque le están dando ahora las organizaciones: la mayoría (un 61%) las implementan tanto para hacer más eficiente el área de TI como para acompañar la transformación digital de toda la compañía. Y si atendemos a los resultados por separado, es esta última área la que concita los mayores esfuerzos frente a la anterior (26% frente a un 13%).
¿Qué herramientas utilizan los equipos agile?
Parte del éxito de un equipo agile está en la metodología y herramientas que adoptan y, por supuesto, en cómo las utilizan. Según el estudio, el ranking de herramientas para facilitar el trabajo colaborativo que exige la agilidad está encabezado por Jira:
Fuente: Informe Anual sobre el estado del Agile. Digital.ai, 2023.
Como se puede observar, a las herramientas más conocidas se suman las pizarras virtuales como Mural o Miró, que revelan la penetración sostenida que sigue manteniendo actualmente el trabajo en remoto.
En cuanto a las metodologías, las más conocidas son también las más utilizadas: nueve de cada diez encuestados están aprovechando Scrum y más de la mitad recurren también a Kanban:
Fuente: Informe Anual sobre el estado del Agile. Digital.ai, 2023.
Lo interesante de agile es no sólo su capacidad para acelerar los tiempos de entrega y, por lo tanto, la capacidad de reacción de las organizaciones sino también los efects colaterales que tiene en la cultura corporativa. En este sentido, los encuestados que reportan estar satisfechos con su experiencia con el proceso de trabajo agile afirman que:
- les es más fácil la colaboración con los demás miembros del equipo (69%),
- entienden mejor la alineación del proceso y de su trabajo con las necesidades del negocio (54%);
- favorece un mejor ambiente de trabajo (39%).
No obstante, y como es preceptivo cuando se habla de metodologías, tecnologías y utilities varias, lo crucial está más allá de todas ellas. La encuesta demuestra que la cultura, el liderazgo y la coherencia son los tres desafíos clave a los que se enfrentan las apuestas por el agile. No hay una ciencia infusa que haga de él un recurso de eficiencia per se, y los datos aportados por los encuestados apuntan a que cuando falla la apuesta por la agilidad lo hace porque también han fallado:
- el liderazgo participativo (42%),
- la comunicación sobre qué es y cómo utilizarla (40%),
- el patrocinio “de los de arriba” (39%)
- y, como consecuencia, por la incapacidad para contrarrestar la natural resistencia al cambio (40%).
El 40% está insatisfecho con Agile en su organización, ya que las estadísticas muestran que las prácticas ágiles frecuentemente chocan con la cultura de la empresa.
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