Las empresas están en un proceso febril de retorno al trabajo presencial utilizando como argumentario la baja productividad y el decaimiento de la cultura corporativa. ¿No será que el problema es más una cuestión de pereza? El teletrabajo es un elemento más dentro de la ola de cambio disruptivo que está trayendo consigo la economía digital, y negar su espacio es negar la necesidad de adaptarse al cambio. El trabajo flexible exige una reflexión profunda y un plan de gestión del cambio que pasa, ineludiblemente, por crear una nueva propuesta de valor al empleado que contemple la distancia como una variable más.
Lo que hasta hace cuatro titulares era la mejor respuesta para adaptarse a los tiempos ahora no responde a las necesidades de competitividad. El teletrabajo es el enemigo a batir y sin preguntarle al empleado si comparte bando en la lucha. Más allá de las típicas preguntas de por qué quiere teletrabajar o por qué querría ir a la oficina, las preguntas deben ayudar a orientar la gestión del cambio:
- ¿Por qué unos indicadores funcionan y por qué otros no?
- ¿Cómo pueden cubrirse, con mejores prácticas de liderazgo, con más formación y sensibilización, con nuevas rutinas para las reuniones, con diferentes tipos de reporte de rendimiento?
- ¿Qué hemos buenas prácticas podemos tomar como referentes?
“Si una organización le da a los empleados cierta cantidad de discreción y autonomía sobre cuándo van a la oficina, es imperativo que ofrezca una razón convincente para invertir el viaje» -explican con lógica desde Gallup-. Esta razón es la propuesta de valor en el lugar de trabajo en remoto o híbrido, que no es solo una promesa de hacer que valga la pena ir a la oficina, sino también una estrategia para mejorar la productividad organizacional trabajando desde donde sea.
La propuesta de valor para los entornos híbridos y de teletrabajo ha de sumar lo mejor de la presencialidad y de la flexibilidad en las 4C tradicionales: conexión, colaboración, creatividad y cultura.
Conexión
Si los estadounidenses reportan los niveles más altos de felicidad cuando pasan de seis a siete horas al día socializando, ¿qué se puede esperar del carácter mediterráneo? Las personas somos seres sociales y la distancia, ciertamente, compromete nuestro sentido de pertenencia. «En casa, siento que mi trabajo es sólo trabajo. Como si no existieran, ya sabes, las cosas divertidas. La camaradería, ¿verdad? La construcción de la relación es un poco más difícil».
Construir relaciones en el trabajo es un buen negocio para el negocio porque son la base de la confianza, el apoyo y el trabajo significativo. ¿Pero se pueden edificar también en los entornos virtuales? Sí, pero la efectividad del cara a cara siempre está a la cabeza, seguida de la del chat de video, el de audio y la mensajería instantánea, según un experimento realizado por Sherman, Michikyan y Greenfield.
Además, la conexión se complica cuando las oportunidades de coincidir se diluyen en la libertad de horarios. Por eso es importante que tanto las organizaciones de manera institucionalizada como los directivos de manera formal e informal creen momentos para la conexión.
Pregúntese:
- ¿Qué tan bien se conocen cada uno de los miembros de su equipo como personas?
- Cuando se conecta, ¿cómo demuestra que ve primero al ser humano en ellos?
- ¿Se esfuerza por conectar con los miembros del equipo híbrido cuando están en la oficina?
Colaboración
El trabajo remoto puede complicar tareas altamente interdependientes o con alto nivel de complejidad, lo que genera una carga cognitiva más pesada para los miembros del equipo, por ejemplo, teniendo que dedicar más tiempo a escribir un correo electrónico para evitar confusiones cuando una conversación en persona resolvería gran parte de la ambigüedad sin mucho esfuerzo consciente.
El punto de partida ha de ser la identificación de las tareas que se benefician de la colaboración en equipo y cuáles del trabajo independiente, seguido de la programación de la colaboración con mayor intencionalidad, estableciendo días y horas específicos para coincidir en la oficina o coordinando reflexivamente las reuniones.
Pregúntese:
- ¿Cuándo fue la última vez que tuvo una reunión individual con cada uno de los miembros de su equipo presencial, remoto e híbrido?
- ¿Qué tan bien conoce los objetivos y aspiraciones de los miembros de su equipo?
- ¿Cuánto sabe de la satisfacción de sus colaboradores y de su compromiso con su puesto, con el equipo y con la organización?
Creatividad
La creatividad no tiene reglas pero se puede potenciar en entornos de colaboración. Y lo mismo pasa con la resolución de problemas, que a veces encuentran en la «reunión después de la reunión» su momento “bombilla”. No obstante, la realidad es que “la mayoría de los empleados carecen de la dirección y la autonomía para ser creativos con su trabajo, independientemente del lugar desde el que lo desempeñen”, recuerdan en Gallup. “Dentro o fuera de la oficina, el tiempo creativo intencional, establecido como una expectativa de los líderes, es crucial”.
Pregúntese:
- ¿Fomento el tiempo de descanso de manera colectiva para conversar más allá de las tareas o los proyectos?
- ¿Qué herramientas colaborativas utilizo para conectar flujos de trabajo que permitan generar y compartir ideas nuevas?
- ¿Cómo mejoro los espacios de colaboración para que las videoconferencias y la colaboración virtual sean lo más naturales y fluidas posible?
Cultura
El desapego se ha convertido en un problema a escala mundial y no sólo porque el teletrabajo cree distancia física y emocional entre empresas y empleados. La cultura es la forma única en que una organización vive su propósito, y todos hemos elevado nuestro nivel de exigencia respecto a éste. La falta de coherencia, el marketing excesivo, las promesas incumplidas… pero también el cambio de prioridades vitales, la laxitud de las responsabilidades frente al trabajo y una traducción del bienestar llevada al infinito están ubicando el compromiso en mínimos históricos. El cambio de ciclo no es sólo económico sino también social.
Trabajar el propósito y hacerlo común es, no sólo una frase con gancho para la página web, sino también comprender las expectativas y contextualizarlas en la estrategia; es invertir en comunicación para generar adhesiones y no para conseguir leads, y es estar cerca de las personas diariamente haciéndoles ver que tienen un hueco en el centro del negocio.
Pregúntese:
- ¿Cuándo fue la última vez que me interesé por las expectativas de mi equipo?
- ¿Cómo guío su desarrollo profesional?
- ¿Soy activo practicando el reconocimiento? ¿Tengo claras las reglas de qué y cuándo reconocer?
- ¿Qué grado de autonomía les doy?
- ¿Me intereso por los momentos de la verdad de mis colaboradores?