La plena autonomía de los equipos cotiza al alza en el mercado del talento. Parece que no hay transformación organizativa, ni mucho menos proceso de atracción o de engagement, que valga hoy sin que medie la descentralización de las estructuras y los procesos de toma de decisión. Es como si el éxito solo dependiera de achatar la organización, reducir las capas de control y, en definitiva, mandar a echar una buena siesta a la gerencia… Pero ¿estamos ante una verdad, una ilusión o una nueva alucinación organizacional?
«¿Quién dijo que pueda separarse y dividirse a los individuos de un sistema y hacer que se manejen y sostengan con absoluta autonomía, sin depender de nada o de nadie? ¿Qué estudio dice que achatar la organización y reducir las capas de control asegura el éxito de una compañía, da igual su naturaleza y contexto?». Estas cuestiones se las plantean José Luis Rodríguez Martínez y Carolina Guijarro Serna, socios de Tribvm, en el artículo «La horizontalidad está sobrevalorada… porque no se valora adecuadamente” que publicamos en el último número de nuestra revista ORH.
En él, sus autores nos advierten del peligro de acceder al chantaje de las «modas organizacionales» y aceptar, sin condiciones, el «cuento de la autonomía».
Pero más que mostrarse en contra de la autonomía como tal, José Luis Rodríguez Martínez y Carolina Guijarro Serna se postulan contrarios a su aplicación sin haber hecho antes un mínimo de reflexión: «El punto no es si la autonomía es buena o mala per se, sino qué tipo de toma de decisiones resulta más conveniente para cada organización. O hasta qué punto es adecuado un orden organizativo concreto y no otro».
Y especialmente, llaman la atención sobre una aplicación que desvirtúa su fin y no entiende lo que implica: «La horizontalidad está sobrevalorada cuando pensamos que sirve para absolutamente todo y hemos entendido muy poco de lo que implica».
Podríamos decir que la autonomía que se está hoy entregando no sirve para absolutamente nada. No da puntos en la maratón por la transformación cultural y organizativa. No vincula, no innova y no multiplica por diez nuestros clientes», aseguran.
Lee el artículo completo para descubrir por qué no funciona la horizontalidad y todo lo que se está haciendo mal en su aplicación.