O dicho de otra manera: ¿tienes el sindicato que te mereces? En la conflictividad laboral tienen su cuota de participación, entre otros muchos factores, las condiciones laborales, la cultura de negociación de la organización y de los representantes legales de sus trabajadores y la calidad de la comunicación entre mandos y empleado. Los tradicionales jefes se encuentran en el centro de las demandas de los trabajadores y las exigencias de la alta dirección y canalizan, como pueden o como quieren, la experiencia de los primeros. Si ésta tiene un protagonismo indiscutible en el compromiso y la productividad, ¿invertir a escala en una mejor calidad directiva sería la solución para evitar los conflictos colectivos?
Según un informe de Worklife, aunque la organización sindical ha sido tradicionalmente más común entre los trabajadores de primera línea en industrias como la fabricación, el comercio minorista y la atención médica, la tendencia está cambiando. En los últimos años, por ejemplo, los profesionales de los medios de comunicación o los denominados de «cuello blanco» en las grandes tecnológicas estadounidenses han presionado para organizarse sindicalmente.
La digitalización, la conectividad, la inteligencia artificial y las tecnologías avanzadas tales como la impresión 3D, la nanotecnología y la biotecnología implican que se pagará cada vez a más trabajadores por su conocimiento de estas tecnologías y menos por sus habilidades físicas. En consecuencia, hay cada vez más trabajadores no manuales que, hasta 2020, consideraban que tenían buenos salarios y condiciones de trabajo adecuadas sin la necesidad de representación sindical. Pero el cambio de paradigma provocado por la COVID 19 ha hecho que se replanteen ciertas cuestiones relacionadas con los tiempos de trabajo, la transparencia retributiva o la presión de los objetivos. Y su afiliación sindical. Pero, ¿solo en EEUU?
¿Un sindicato para jefes?
La tasa de afiliación sindical en España es del 12,5% de los trabajadores, lo que nos sitúa por encima de EEUU, con una tasa del 10%. Además, a raíz de la reciente huelga de actores y guionistas que protestaban por los bajos salarios y la pérdida de empleos por la suplantación de puestos por la IA, se produjo un “resurgimiento” de la actividad y afiliación sindical dentro y fuera de la industria cinematográfica.
José Luis Fernández, director del Gabinete de Estudios Económicos de USO, afirma que en España los mandos intermedios o colectivos profesionales como periodistas o ingenieros, están sindicados en su respectiva federación profesional dentro del sindicato. «Tal vez sean los periodistas, con la “excusa” de su independencia, -añade- los que se refugian generalmente en asociaciones profesionales en lugar de sindicales. Pero los demás, están perfectamente integrados en las organizaciones sindicales».
En la normativa que regula las elecciones sindicales en las empresas, cuando éstas tienen más de 50 trabajadores, se articulan habitualmente dos colegios electores, uno de ellos para “Técnicos y administrativos”, en el que se encuadran éstos a los que se hace referencia. «Además, -señala Fernández-, hay organizaciones sindicales específicas de cuadros y mandos intermedios, y otras los integran dentro de una estructura más generalista interprofesional».
Sin embargo, el papel fundamental de los mandos intermedios, más allá de su afiliación o no, es conseguir equilibrar el apoyo a su personal con las demandas de la alta dirección. Asumen este rol «mediador», aunque rara vez están debidamente capacitados para ello. Y aunque a menudo se les deja fuera de la toma de decisiones, lo cierto es que se encuentran en una posición única para escuchar y comprender las preocupaciones del personal.
El efecto «experiencia empleado»
¿Tiene entonces sentido la afiliación de los mandos intermedios? Evidentemente, pueden afiliarse libremente a la organización sindical que deseen porque la libertad de sindicación es un derecho constitucional. Es más, ya lo vienen haciendo tanto en sindicatos interprofesionales o de carácter sectorial, o específico para su ocupación.
La cuestión es que cuánto peor tratados se sienten los profesionales en su entorno laboral, más tienden a recurrir a los sindicatos para que los defiendan. Y si los mandos intermedios se sienten en la misma situación, saldrán en busca de apoyo. Una estrategia de experiencia empleado actualizada;: la capacitación de los mandos intermedios para que estén preparados ante posibles conflictos sindicales y su involucración en el proceso llegado el caso, son estrategias que difuminan la actividad sindical.
Según el abogado laboralista Peter Rahbar, cuando en una organización los mandos intermedios están bien entrenados, existe transparencia en la comunicación con los empleados, existe una estrategia de gestión de talento con la persona en el centro y se escucha a los empleados, no deberían tener una razón para recurrir a nadie más en busca de ayuda. Este es el efecto positivo de una experiencia empleado bien construida. «Pero si sienten que no tienen voz o que no están siendo tratados de manera justa, entonces van a buscar ayuda y sindicarse es una forma eficiente de hacerlo», señala Rahbar. Quién añade: «Los abogados laboralistas tienen un dicho: obtienes el sindicato que te mereces».
Si aplicamos este razonamiento a los mandos intermedios, la posibilidad de que se sientan maltratados en medio de la imprevisibilidad del entorno empresarial, junto con la intensa presión sobre la productividad y la cohesión de los equipos híbridos, deja poco espacio para la duda. Y al final, todo recae en la responsabilidad de la gestión del departamento de RRHH.
