Los espacios de reunión o colaboración suelen estar saturados, mientras tanto los despachos cerrados o los puestos de trabajo individuales están cada vez más vacíos. Así lo ha expuesto Martín López, director comercial de Ofita, durante el Congreso Internacional de Facility Managers. Según el experto, el 40% de los puestos operativos están vacíos a cualquier hora del día, debido al trabajo remoto, la flexibilidad laboral y el auge del trabajo colaborativo. En este sentido, «las empresas están malgastando un 40% en costes inmobiliarios que no necesitamos», asegura.
La tecnología ha generado una cultura del trabajo totalmente diferente a la que conocíamos, cambiando radicalmente el diseño y las funcionalidades de las oficinas y también de los puestos de trabajo. “La oficina tiene que dar respuesta a todas las inquietudes y necesidades de sus usuarios, con un abanico de espacios tan amplio como sea necesario y posible”, explica.
Los diseños tradicionales ya no son válidos. Hoy día priman las oficinas que se rigen por el capital humano: ¿cuánto tiempo pasas en la oficina? ¿Cómo colaboras con tu equipo? ¿Qué cargo tienes?
López destacó el hecho de que el 60% de la jornada laboral la pasamos reunidos o colaborando con otros. Acorde con esta nueva realidad el espacio reservado a áreas colaborativas asciende hasta el 65% y el número de despachos disminuye, lo que no significa que estos últimos vayan a desaparecer.
“Es importante equilibrar los despachos y las áreas cerradas para quien los necesite con los espacios abiertos. En las nuevas oficinas suelen predominar las áreas comunes que impulsan el trabajo en equipo y el intercambio, pero también hay espacios cerrados de distintas características en función del uso, ya sea para reunirse, para hablar por teléfono o para trabajar de forma concentrada”, comenta Martín.
Además, hace hincapié en la importancia de que el diseño ha de ser personalizado a cada cultura y dinámica de trabajo de cada empresa. “Las mismas soluciones no pueden funcionar para todos”, recalca López.
LA OFICINA, NUESTRA SEGUNDA CASA
El espacio se estructura de manera diferente pero también lo hace el diseño, convirtiéndose en algo más humano puesto que es donde más tiempo pasamos. “La idea es convertirla en una segunda casa, aunque compartida”, a lo que López añade que de esta manera ese espacio se transformará en el que las nuevas generaciones podrán desarrollar ese sentimiento de comunidad que les define.
Además el diseño puede ser un componente vital para impulsar la imagen de marca de la compañía, con el objetivo de atraer el mejor talento. Martín López señala como ejemplo las empresas de Silicon Valley: “destinan inversiones enormes a la creación de espacios de trabajo atractivos para atraer al talento. Pueden trabajar en cualquier lugar, y acuden a la oficina para interactuar con otros. Para las nuevas generaciones, hoy en día tiene poco sentido el work-face, es decir, pagar a un empleado por su tiempo. Lo que importa son los resultados, y en la medida en que estos dependen crecientemente de su creatividad, de su cualificación y de su conocimiento, es necesario que se encuentren motivados, satisfechos y en un ambiente estimulante. Por ello, sienten la necesidad de colonizar ese espacio; es decir, hacerlo más amable, personalizarlo y domesticarlo. Que incorpore elementos hogareños, y preste atención a cuestiones como la ergonomía y la ecología”.